Crítica de ‘Juliet, Desnuda’

El filme es entretenido y funciona, pero es demasiado convencional y falla al querer hacerse el interesante.
Fotograma de 'Juliet, Desnuda' / filmaffinity.com

Jesse Peretz es el encargado de dirigir la adaptación a la gran pantalla de Juliet, Desnuda, novela escrita por Nick Hornby. El filme, protagonizado por Rose Byrne, Ethan Hawke y Chris O’ Dowd, narra la historia de una pareja y una estrella del rock en decadencia. Ambos, cruzarán sus caminos en internet y llegarán a quedar en la realidad, lo que les hará ver que la vida sigue dando sorpresas y que todo puede cambiar, incluso tras haber cruzado el límite de la juventud.

Juliet, Desnuda, no es nada del otro mundo, pero sí que consigue ser una comedia romántica amable y satisfactoria con un toque delicioso de obsesión por el rock independiente.

Es entretenida, aunque su principal defecto es que es muy convencional y juega sobre seguro, recordando a una inmensa lista de largometrajes estrenados en este siglo, con un toque más de telefilme. Además, sus abundantes detalles sociológicos, centrándose en la psicología de los personajes, y con un sinfín de divagaciones, la dotan de una complejidad que no se adecua al público al que va dirigido la cinta.

 

Valoración: 2,5/5

Lo mejor: La química en pantalla de su trío protagonista

Lo peor: Cuando juega a divagar y a hacerse la interesante

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