Crítica de ‘La pequeña Suiza’

La comedia es el género que, con diferencia, mejor funciona en España. Por eso, en los últimos años han aumentado de manera considerable las producciones cómicas en nuestro país, hasta un poco que está siendo agotador, y es que deberían proclamar una ley que estableciese un tope para comedias españolas «sin sustancia», ya que la mayoría de ellas están hechas para triunfar en taquilla pero no tienen ni una pizca de ingenio.

Ahora, Kepa Sojo ofrece La pequeña Suiza, que narra las peripecias de los habitantes de un imaginario pueblo castellano enclavado en el centro del País Vasco llamado Tellería, que desea, tras 700 años de historia, pasar a ser parte del territorio vasco. Tras la negativa del gobierno, un curioso hallazgo en el santuario del pueblo originará que los osados habitantes de Tellería pidan su anexión, nada menos que a uno de los países más ricos del mundo: Suiza.

El film, protagonizado por Maggie Civantos y Jon Plazaola pretende ser una comedia absurda pero, en su lugar, ofrece una cinta pesada y que no tiene gracia en ninguna parte de su metraje. Sus gags no funcionan bien y es que, cada vez más, las películas cómicas en España parecen copiar a series de televisión con gran popularidad como La que se avecina que, reconozcámoslo: no tiene ninguna calidad. Si Maggie Civantos no ha estado en la mayor parte de las dos últimas temporadas de Vis a Vis por rodar este largometraje, tiene delito.

Valoración: 2/5

Lo mejor: Su premisa, muy a las comedias de José Luis Cuerda, podría haber funcionado

Lo peor: Lo insulso que es todo

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