Hay películas que, pese a recibir críticas nefastas y que su taquilla no sea especialmente buena, tienen secuela. Este es el caso de Objetivo: Washington D.C., tercera entrega de la saga protagonizada por Gerard Butler y Morgan Freeman y que, esta vez, cuenta en la dirección con Ric Roman Waugh.
En Objetivo: Washington D.C., tras los acontecimientos que tuvieron lugar pocos años antes, el agente Mike Banning es acusado de un intento de asesinato del presidente de los Estados Unidos. Perseguido por su propia agencia y por el FBI, Banning participa una carrera a contrarreloj en la que ha de desvelar al auténtico grupo terrorista que ha puesto su mirada sobre el Air Force One para cometer su próximo atentado.
Si Objetivo: La Casa Blanca funcionaba, Objetivo: Londres comenzó a flojear, pero no ha sido hasta esta tercera entrega donde donde la saga ha demostrado que ya no tiene nada que hacer. En Objetivo: Washington D.C. no hay ninguna sorpresa, solo lo que se espera. Además, con sus escenas cae en el ridículo en muchos momentos, ya que no funciona el meter la consabida retahíla de frases supuestamente graciosas a cada heroicidad de Gerard Butler y Morgan Freeman.
Absolutamente todo lo que aparece en la pantalla ya se ha visto muchas, muchas veces. Por cada bala que sale disparada hay un tópico, lo cual es desesperante. Un film con tufos machistas y nacionalistas que termina siendo retrógrada y que termina por ser mucho peor que sus dos predecesoras. Por nuestro bien, esperamos que no haya más secuelas.
Valoración: 1,5/5
Lo mejor: El dúo Butler y Freeman funciona
Lo peor: Que parezca que está hecha mal aposta