Niñas y niños se acercan cada fin de semana a las ciudades deportivas, dónde tiene lugar la Liga Iberdrola, con un objetivo: ser algún día como su jugadora favorita.
Que el fútbol femenino ha experimentado un gran crecimiento en los últimos dos años es una realidad. Sin embargo, la lucha lleva en pie desde hace bastante más tiempo.
En febrero de 1994, Toña Is, Roser, Ainhoa Bakero, Rosa Castillo, Mari Mar o Itziar Bakero, entre otras jugadoras, formaron parte del once inicial de España ante Inglaterra (hoy una de las grandes potencias mundiales), en un encuentro de la fase de clasificación para la Copa del Mundo. Finalizó con empate a cero.
¿Quién iba a decirles a estas jugadoras que algún día se llenaría un estadio como el Wanda Metropolitano para ver fútbol femenino? Sinceramente, nadie.
Avancemos hasta 2008. España vuelve a enfrentarse a Inglaterra un 1 de octubre. Una nueva generación de futbolistas recogió el testigo con el mismo objetivo bajo el brazo: seguir creciendo. Mismos enemigos, misma meta. Vero Boquete, Ainhoa Tirapu, Marta Torrejón, Sonia Bermúdez, Silvia Meseguer, Laura del Río, Adriana Martín o Erika Vázquez fueron algunos de los nombres que disputaron este partido de clasificación para la Eurocopa.
Repetimos la pregunta. ¿Quién iba a decirles a estas jugadoras que algún día se llenaría un estadio como el Wanda Metropolitano para ver fútbol femenino? Sinceramente, nadie.
A día de hoy, sabemos que 60.739 espectadores se acercaron un 17 de marzo de 2019 a ver un Atlético de Madrid – Barcelona de la Liga Iberdrola.
El pasado 27 de abril, el Atlético de Madrid invitó a ‘Nostromo Magazine’ al último encuentro que las rojiblancas disputaron en la Ciudad Deportiva Wanda, frente al Valencia. Las colchoneras, dirigidas por José Luis Sánchez Vera doblegaron al conjunto ché, gracias a los goles de Tounkara, Esther y Jenni Hermoso.
Buen tiempo, gran partido, mejor entrada. Casi 3.000 personas se acercaron a ver el encuentro.
Desde hace tiempo, hay un dato que no se cuantifica: la asistencia de niñas y niños a los partidos. Es cada vez mayor. Bailan con la música de megafonía en los descansos, cantan los goles, se mueren por un autógrafo y, sobre todo, quieren conocer. “Oye, ¿quién es esa jugadora?” o “la delantera es muy buena mamá, ¿luego puedo hacerme una foto con ella?”, preguntan.
El fútbol femenino llama la atención de los más pequeños y esa es, sin duda, una de las mejores noticias.
Sara tiene “ocho años y medio” y asistió al partido de la mano de su padre. Entre otros sueños, quiere ser futbolista “como Amanda Sampedro”, con quién además todavía no se ha hecho una foto porque “siempre hay muchos niños en la cola después del partido y no da tiempo”.
Sentada en el fondo sur, probablemente fue la aficionada que celebró con más euforia el primer gol. Y el segundo. Y el tercero. Saltó, bailó, gritó, corrigió a su padre cuando recriminó una acción a la árbitra y, cuando se pitó el final, bufanda al aire, cantó el himno.
Este medio desconoce si al término del encuentro consiguió la foto que tanto ansiaba.
Lo que sí conoce es que futbolistas como Laia Alexandri (Atlético de Madrid), Berta Pujadas (Espanyol), Ona Batlle (Levante), Natalia Ramos (Granadilla Tenerife) o Salma Paralluelo (Zaragoza) ya están recogiendo el testigo de la generación actual y que, algún día, si todo va bien, Sara recogerá también.