Cuando los acordes comienzan a sonar, la huella de Javi Tejero (Granada, 1986) se reconoce, destaca, sobresale. El músico granadino ha sacado nuevo disco después de haber lanzado su sencillo Only road hace varios meses, dejando buen sabor de boca y enseñando una muestra de lo que estaba por venir. Pontiac-Springfield, su nuevo álbum, consta de nueve canciones y se mueve por carreteras secundarias de Estados Unidos.
En ellas, un Javi Tejero avezado se rasga las vestiduras para dar a luz letras que se clavan y actúan como un resorte mientras su guitarra nos lleva por sendas áridas. Después de juegos de instrumentos que engrandecen las canciones, los finales que construye Tejero son elegantes, delicados, finos y cuidados, que cierran así unas letras trabajadas y dirigidas a oyentes atentos.
Igualmente, la estética del álbum es muy típica de los Estados Unidos de antaño, con esa cubierta con el sombrero y la tipografía que nos retrotraen a la música norteamericana, al mismo tiempo que se introducen algunas canciones de compás lento y melancólico. Como elemento diferenciador encontramos la canción Ghost station, que dura un minuto y medio, donde la guitarra se adueña del espacio y el tiempo.
Así, mientras suenan ritmos de saloon, pareces estar recorriendo la Ruta 66 o leyendo En el camino, de Jack Kerouac. O, en definitiva, a cualquier otro autor de la generación beat, porque estos autores parecen vislumbrarse entre estas letras con sabor a polvo y a road novel, donde las letras son coches que no sabemos dónde nos llevarán.
Aquí no hay sheriff, porque I am the law, dice uno de los temas. Aquí se habla de la lucha, la libertad, los viajes, la vida y la espera, todo ello maquillado con un cuidado conjunto de instrumentos de fondo. Así, entre western, folk, country y el más puro rock granadino, con este disco viajamos a lo más profundo, no solo de un país, sino también del alma del cantautor.
Hoy publicamos la primera parte de una entrevista a Javi Tejero. Esto es lo que nos ha dicho.
Primera pregunta que me reconcome: ¿por qué en inglés la mayor parte del disco?
Empezó como un reto autoimpuesto, casi como un juego. Al pensar en la música que quería para algunas de mis nuevas canciones, el idioma que más me pegaba era el inglés. Además que probaba versiones en ese idioma y cada vez me sentía más cómodo, me gustaba. Así que de ahí resultó un disco mitad en inglés y mitad en español, según me pidiera la música de cada canción. Y es toda una experiencia, porque la realidad que construyes con palabras es totalmente distinta según el idioma que empleas, es un cambio de perspectiva y un enriquecimiento de tu experiencia y de tus recursos.
¿En inglés puedes llegar a más público?
Curiosamente sí, aunque sea para criticar la pronunciación (bueno, esto es un poco broma). Para los que ya me conocían, el viraje al inglés ha sido un elemento sorpresivo, que para bien o para mal ha captado su atención. Para nuevos oyentes, hay gente que presta más atención a las canciones en inglés, por el motivo que sea. Y aunque sean datos anecdóticos (de momento), me llegan estadísticas de que este disco se está escuchando en sitios como Estados Unidos o México.
¿Crees que Pontiac-Springfield se parece en algo a Tormentas y acordes o a Pequeña complejidad?
Hay elementos comunes, hay una coherencia en cuanto a que es mi voz, mi manera de armar las canciones, mi sonido. Pueden cambiar los arreglos según las referencias y apetencias que vaya teniendo en cada momento, y los mensajes ganan madurez junto al que los escribe. Pero al fin y al cabo siempre busco poesía y buena música, elegancia y sencillez.
¿Tienes pensado actuar en algunas ciudades cuando todo vuelva a la normalidad tras el confinamiento?
A día de hoy lo único que tengo medio en firme son un par de fechas en octubre, que no me atrevo a lanzar al vuelo todavía dada la inestabilidad de la situación. Ha sido una gran tristeza para mí aplazar o cancelar muchas actuaciones que tenía concretadas con un disco recién publicado, deseando mostrarlo en directo. Pero la realidad es la que es, y lo primordial es combatir la enfermedad y cuidarse. En cuanto podamos volver a asomar la cabeza de nuevo intentaré actuar en todos los sitios donde sea posible en condiciones de seguridad, cantando fuerte y celebrando la música de nuevo.
Bueno, ahora vamos a los inicios: ¿Cómo nació tu amor por la música? ¿Y cómo fueron tus comienzos en ella?
Desde muy pequeño se despertó en mí una fuerte pasión por el rock, sobre todo por la música que escuchaban mis hermanos mayores. En la adolescencia descubrí la canción de autor y muchas otras músicas, y todo ello con el flamenco siempre de fondo. Y entre tanto me apuntaron a música, hice vida en la banda de mi pueblo tocando la trompeta e hice carrera en el conservatorio. Ahora complemento mi pasión por el rock y sobre todo mi pasión por hacer canciones con todo lo que he aprendido (y sigo aprendiendo) en el ámbito académico.
Muchas de tus letras, por no decir todas, están en primera persona. ¿Cuánto hay de ti en ellas?
Muchísimo. Al hacer una canción intento que sea algo auténtico, algo que sale de mí, es mi manera de entenderlo. Puede que hacer canciones sea mi manera de conversar conmigo mismo, de reflexionar sobre las cosas que vivo.