El síndrome de Ulises recibe su nombre por el protagonista de la Odisea de Homero y quienes lo padecen se caracterizan por sus idas y vueltas a diferentes lugares, sin que ninguno de ellos sea realmente un destino. La narradora y protagonista de Ceniza en la boca (Sexto Piso, 2022) nace en México, pero luego viaja a Madrid y, más tarde, a Barcelona, para ganarse la vida. Sin embargo, no sentirá ninguno de ellos como su hogar, pues este se ha marchado con el suicidio de su hermano Diego, al que le encantaba el mar y que soñaba con volar, tras lanzarse de un quinto piso.
Esta novela de Brenda Navarro (México, 1982) es una búsqueda imposible de ese hogar, un peregrinaje vano de una narradora que vive atormentada tras el suicidio de su hermano Diego. Ella relata la historia de ambos, desde su infancia en México —en casa de sus abuelos, donde ella se hacía cargo de él, porque su madre estaba trabajando en España— hasta su viaje a Madrid —una ciudad que no comprendían y que no les comprendía— y luego a Barcelona, para volver de nuevo a México, a los orígenes, pero con mayor tormento y madurez y con el peso en las manos de las cenizas de su hermano.
Cuando la narradora viaja a España, tras toda su vida en México, lo vive como un sueño de algo mejor, pero al final se produce un desencanto que ahonda en ambos hermanos, que no encuentran su lugar allí. La narradora hace una crítica a Madrid y a sus gentes, pues se sienten ajenos y alejados de esas promesas de comodidad y progreso. También hay resquemor cuando habla de su madre, que todas las Navidades prometía volver a México para estar con sus hijos y nunca era así. La vuelta a México tampoco es fácil, pues allí se encuentra con la turbación social, el secuestro de una amiga y la huida de un amigo por asesinato.
La narradora empieza a asimilar la injusticia de la vida como herencia que pasa de madres a hijas y asegura que su hermano y ella estaban lastimados, aunque no les había sucedido nada malo, y que eso era en lo que ellos más se parecían. Retrata su situación de precariedad laboral cuidando a personas mayores, así como el intento de independencia de la madre y de reconducción de su hermano, que pasa de ser un niño cariñoso a un adolescente cínico, maleducado y agresivo. La narradora y Diego sufren las consecuencias de crecer de un día para otro sin saber cómo se deja atrás la infancia, desligándose de aquello que les gustaba para convertirse en zombis que caminan intentando sobrevivir.
No sé cómo lo hace Navarro, que va y viene de México a España y de ahí al interior de la narradora, entre anécdotas y reflexiones sobre sus abuelos, su madre, su hermano y sus amigas, y pese a todo ello crea un marco bien estructurado que hace que el lector no pueda despegarse de la lectura. Quizás destaca la sobreabundante crítica negativa que hace a España y los españoles, a Madrid y Barcelona como ciudades, sin decir nada bueno sobre ellos.
Esta novela trata temas como la muerte —hay quienes se te mueren aunque sigan respirando y se muevan frente a ti— y el suicidio —no solo en el personaje de Diego, sino también de una de las mujeres que cuida la narradora—. Igualmente, destacan la separación, el abandono, la pérdida, el desarraigo, el amor, la xenofobia. la desromantización de las relaciones familiares y la propia familia, que queda como una patria rota y perdida. También habla acerca de la relaciones humanas y el sentimiento de soledad en una ciudad que no es donde crecimos y donde vive nuestra familia. Y de intentar refugiarse en unos brazos que a veces no nos llenan pero que uniendo su soledad y la nuestra nos alivian. Se trata de una historia que plantea preguntas y que escuece e incomoda al lector. ¿Qué vida merece la pena ser vivida? ¿Qué sirve realmente? ¿Qué vale la pena?, se pregunta la narradora.
Navarro es autora de Casas vacías, también reseñada en Nostromo Magazine. Como la Odisea, Ceniza en la boca es un viaje físico y emocional de una joven mexicana que debe adaptarse al mundo para sobrevivir laboral y emocionalmente. En ella, critica a Occidente y sus falsas promesas, así como el capitalismo, incluso pese al sueño que tenía de irse con su hermano a Nueva York, en busca de algo mejor. Diego buscó el silencio para, a través de él, convertirse en una isla y así resistir las embestidas de la vida y esquivar los golpes. Pero no lo consiguió.
