Se lo tenían callado hasta hace pocas semanas, pese a que el ciclo de Bahía en vivo llevaba con su cartel cerrado desde hace tiempo, y habiendo completado todos los conciertos. Al final Izal, puso el broche final a esta segunda edición tan atípica del festival.
Es necesario reinventarse para no quedar en el olvido, y en los tiempos actuales no es una opción. Bajo estrictas medidas de seguridad, con entrada escalonada, separación de asientos y otras medidas se celebró este último concierto que fue una bocanada de fuerza para emprender la vuelta de las vacaciones.
Con un formato muy distinto al que nos tienen acostumbrados, se presentaba Izal. Entraron al escenario con mascarilla, y salieron con ella, además de estar sentados en todo momento, acompañando a las cientos de personas, que cumplieron en su gran mayoría con la necesidad de estar sentados, pese a que más de una vez el cuerpo pidiese saltar del sitio.
Pese a todo ello el concierto no perdió en ningún momento la magia y la energía que siempre trae el grupo en sus giras, cantaron alguna canción que se había quedado fuera de los setlist desde hacía tiempo, sueños lentos, aviones veloces. Fue sin duda un gran acierto no bajar el ritmo de las canciones, muchas veces bastante frenético, sino mantenerlas en la medida de lo posible lo más fieles a lo que se tocaba antes de que todo esto pasara.
Un viento de levante muy fuerte, estuvo jugando con el pelo de Mikel, y hasta con las baquetas de Alejandro que parecía iban a salir volando. El propio vocalista bromeaba con el miedo que había pasado de que se atragantara con su propio pelo, ¿Alguien habrá muerto con su propio pelo? Bromeaba con los asistentes.
No puedo terminar sin destacar, como no, el ejemplar comportamiento de todo el mundo, y la implicación de la banda con que todo fuera lo mejor posible, por velar para que la cultura sea segura todo el tiempo que se pueda.
El futuro es incierto, mucho más si cabe en los tiempos que corren, así que si has llegado hasta aquí, ve y compra una entrada para el próximo concierto que tengan porque merece la pena vivir de nuevo una experiencia como esta.