La historia no se detiene

Repasamos las tres nuevas novelas de Carlos Ignacio Pareja González, donde la historia desarrolla un rol fundamental.
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Carlos Ignacio Pareja González / Editorial Quaestio

El escritor Carlos Ignacio Pareja González (Madrid, 1957) ha publicado tres novelas —Ay, Isabel, Cimientos de papel y Ruedas de oro— donde la historia desarrolla un rol fundamental, así como los trayectos vitales de los personajes. Esto son tres reseñas, una por cada novela del escritor:

Ay, Isabel: Diario mortal de Carlos de Habsburgo

En Cuacos de Yuste, en 1558, Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico pasa sus últimos días en el monasterio de Yuste. Allí, habla sobre su vida a personas de confianza (su secretario Martín de Gaztelu y Fray Juan de Reglá) para que estos transcriban sus memorias. Les cuenta confesiones amorosas, secretos, traiciones. No evita hablar de sus debilidades ni de sus preocupaciones futuras con respecto a su hijo Felipe, que a la postre sería Felipe II. Es un hombre enfrentado a sí mismo, a su pasado y a su legado.

Con el ocaso del gran emperador como punto de partida, Carlos Ignacio Pareja mezcla realidad y ficción y construye una obra que intenta emular el testimonio vital de Carlos I. Esta obra se presenta como resultado de un legajo sobre Carlos I que el autor adquirió en una librería de viejo de Madrid. Estamos por tanto ante una obra, al menos, sorprendente y que despierta gran curiosidad por las trazas que pueda contener de valor histórico y documental.

AY, ISABEL -Diario mortal de Carlos de Habsburgo- | Editorial Quaestio
Portada ‘Ay, Isabel: Diario mortal de Carlos de Habsburgo‘ / Editorial Quaestio

Ay, Isabel: Diario mortal de Carlos Habsburgo (Editorial Quaestio, 2020), con prólogo de María Bueno Martínez, nos habla, así, de un Carlos I humano, vulnerable a los recuerdos y a la melancolía y aquejado de dolores que lo consumen con el paso de los días.

Carlos I reflexiona en las páginas de esta novela sobre su vida y el trabajo que ha desempeñado como gobernante una vez que se ha retirado en Yuste. Se casó con Isabel de Portugal, un gran amor que rememora y añora, tal y como refleja el título de esta novela. De su matrimonio nació el heredero de la corona: Felipe II. Carlos aspiraba, si no a que su hijo gobernara Europa con éxito, al menos sí que en el continente hubiera paz y armonía entre los pueblos que lo componían. Pero, pensaba, ningún gobernante sería capaz de lograr el mando único sobre todos los países del viejo continente.

Carlos I añora a su esposa, a la que tanto amaba y que falleció demasiado joven, ya que solo compartieron trece años de matrimonio, constantemente interrumpidos por las responsabilidades del poder. Además, se fustiga y entona el mea culpa por la reclusión, durante más de cuarenta y cinco años, de su madre en Tordesillas.

Entre los temas históricos que Carlos I menciona y sobre los que opina están el Concilio de Trento, la lucha contra el luteranismo, la abdicación en su hijo Felipe o la guerra contra el “turco”. Sobre estos temas, Carlos I tiene opiniones interesantes que lo posicionan como un gobernante benevolente, pacífico y sensible. Opina, por ejemplo, que los musulmanes son sus iguales, y que rezan al mismo Dios de distinto nombre, algo destacable teniendo en cuenta la cruenta rivalidad del país que reinaba con los recién expulsados musulmanes de la península.

También habla sobre el menor de sus hijos, Juan de Austria, al cual no tuvo con su esposa Isabel, y en el que deposita mucha fe y confianza ahora que sus otros hijos son mayores y teme que las personas que los aconsejan les hagan perderse. Además, Carlos I y su hijo Felipe discrepan en muchas cosas: Carlos creía en un Dios flexible y que la Alhambra era un monumento bello; Felipe, en cambio, que Dios era un ser estricto y que la Alhambra era una afrenta al cristianismo.

Carlos asegura que su peor enemigo era él mismo. Concretamente, sus dos personalidades, sus dos mandos enfrentados: el de Carlos I y el de Carlos V. Rechaza la Inquisición y los dogmas más rígidos y antiguos del cristianismo, y critica que su hijo los abrace y los quiera volver a instaurar.

El autor nos muestra aquí una imagen arrepentida de Carlos I. Las frases largas de la narración se ajustan al estilo de la época, y al tratarse de un testimonio confesional (no escrito, pero sí dictado por Carlos I) está en primera persona. Cuando se comienza esta novela, ya se conoce el final (la muerte de Carlos I), ya que el interés de la novela es otro (sus memorias, opiniones y críticas sobre diversos temas), pero en las últimas páginas encierra una trama de misterio sobre su testamento. Se trata, en definitiva, de una historia conmovedora y una visión renovada de Carlos I.

Cimientos de papel

Una excavación en la Alhambra deja al descubierto un misterio oculto desde hace mil setecientos años. Esto podría suponer un cambio en Occidente e incluso enfrentar a dos estados: España y la Ciudad del Vaticano. Se trata de una historia que viaja temporal y espacialmente, desde el Imperio Romano hasta el Vaticano del siglo XXI.

Cimientos de papel (Editorial Quaestio, 2020), prologada por José Medina y con un apartado de bibliografía, está plagada de misterio, de historia y de religión. Victoria Heredia, la protagonista, comienza con un soliloquio hablando sobre sí misma y de sus padres. Trabaja en una excavación en la Alhambra, investigando un túnel que se construyó para abastecer de víveres el palacio cuando se producían revueltas extramuros.

Victoria siente una gran soledad porque sus padres fallecieron y su tío, el único familiar que le queda, está enfermo y vive en Málaga, ciudad a la que añora volver aunque ella trabaje en la bellísima Granada. Como contraposición, encontramos el personaje de Esteban, un cura que trabajó en el Vaticano y que, al contrario de Victoria, no añora volver allí.

El descubrimiento que hace el equipo de Victoria lo conocen solo unos pocos, pero corre el riesgo de que llegue a oídos del obispo y se produzca un choque entre administraciones. Victoria, con muchos frentes abiertos porque se preocupa por todo y por todos, reconoce que ese descubrimiento es todo un sueño para ella, pero si no lo gestiona bien puede acabar con su carrera.

Por estas páginas vemos nacer y asentarse una religión. El lector se pregunta qué habría pasado en la actualidad si algunos detalles del pasado hubieran sido diferentes. El ser humano solo conoce una ínfima parte de la historia porque hay hechos desconocidos o aún no descubiertos.

Cuando la narración viaja hasta el Imperio Romano, vemos que uno de los personajes quiere establecer una doctrina para prohibir la fornicación no sujeta a compromiso con Dios. En otra escena, esta vez en el presente, un personaje pregunta a otro sobre una mujer: si está casada y si tiene hijos. Ese otro, un eclesiástico, le dice que ha hecho una sola pregunta, pues si tiene hijos será porque está casada, no lo concibe de otra manera. ¿Cuánto hemos cambiado en varios siglos?

El autor nos pone frente a personajes que rechazan cambios en la Iglesia y en la sociedad y que deben escoger entre tradición y verdad. Las descripciones de las emociones de los personajes, de sus rutinas y de los espacios en que se mueven llenan estas páginas cargadas de historia. En Ay, Isabel vimos a Carlos V y en esta novela nos encontramos con Constantino. Dos emperadores, dos novelas. Y como telón de fondo, la religión, la historia y el poder.

Ruedas de oro

Prologada por Luis Pareja, Ruedas de oro (Editorial Quaestio, 2020), a diferencia de las anteriores, no viaja en el tiempo, sino que se sitúa exclusivamente en el presente. Fernando Urquiza, el protagonista, ha dejado la Iglesia para hacerse empresario. Recibe el encargo de lanzar un proyecto y se rodea de un equipo con pasados trágicos.

A partir de aquí, vemos el trayecto vital de unos personajes que se agarran a las nuevas oportunidades para no caer. Por estas páginas se pasean políticos, mercados y multitud de desigualdades, pero el destino y el compañerismo ponen en la senda deseada a un equipo humano que aporta, sobre todo, voluntad de trabajo.

Urquiza parece un hombre existencialista, aunque hay un personaje que niega que lo sea. Sea como fuere, en esta historia los hombres se mueven como ruedas de oro. Hay que atrapar las oportunidades, con todas las consecuencias, nos deja entrever la trama, y trata un tema que, aunque parezca secundario, es de vital importancia: el alzhéimer.

Con esta son tres las novelas de Carlos Ignacio Pareja que tienen relación con Roma y el Vaticano. El autor explota en todas ellas la sabiduría y la experiencia para crear historias de superación y redención.

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