Muchos espectadores españoles esperaban ayer con bastantes ganas que llegasen las diez de la noche para ver el esperado estreno de un programa que, aunque fuera nuevo, supondría el regreso de un ya desterrado formato en la televisión y, para más gravedad, en la pública. Y es, nada más y nada menos, que la música.
Anoche, tras el regreso del mítico Cachitos, La 2 estrenó La hora musa, un programa con el que se trata de suplir ese espacio que, hasta ahora, solo ha cubierto Los conciertos de Radio 3 y los programas llenos de playback y naftalina propios de aburridos domingos por la tarde.
La hora musa, evidentemente, da un paso considerable respecto a esto. Y su nacimiento puede deberse, probablemente, a una realidad de la que la prensa se empezó a hacer eco en su día. Me explico. Cachitos, presentado por Virginia Díaz, rescata el archivo musical de TVE y, acompañados de graciosos textos, se muestran actuaciones de varios artistas acordes a un género del que trata cada programa.
El ya mítico espacio, desde su nacimiento, hace ya al menos cinco años, es un éxito nacional. Tanto, que se hacen programas especiales de Nochevieja que encima son lo más visto durante esa noche (no es de extrañar, en comparación con lo que ponen). Y hace ya dos años, el 1 de enero del 2016, yo me encontraba en una aburrida fiesta en una casa rural en la que la tele estuvo vetada, y en la que, por lo general, sonaba reggaetón.
Posiblemente, los que como yo o peor se encontraban por España aquella noche disfrutaron de aquellos popurrís nostálgicos. Pero en algunos periódicos como El País, se dejó bien claro: «Lo sentimos, pero Cachitos no es suficiente». Y es que, si los programas de música solo van de programas antiguos de música, en el futuro ya no se podrán hacer espacios así. Más que nada porque los programas de música -perdonad la redundancia- dejarán de existir.
En 2006 se echó el cierre al mítico Música Sí. Aquello era un espacio de otro tiempo. Un contenedor propio de épocas en las que se veía la tele, sin más. Ningún programa así volvió a aparecer por TVE desde entonces salvo dos o tres programas cutres de José Luis Moreno y las rancias galas navideñas infectadas de playback hasta en los guiones de los presentadores. Los espacios musicales no pueden ir ya de plantar una cámara y el invitado de turno cantando sin más. Porque eso ya está en Youtube y, encima, a tu elección. Hay que darle dinamismo y atractivos que tengan a la peña enganchada.
Y este esquema lo cumple perfectamente La hora musa. Lejos de llevar a los famosos a un plató para hablar de su vida privada y hacer cursis karaokes, o de concursos en los que solo se versionan temas ya existentes, La Hora Musa es una apuesta por la música de verdad. Todo ello presentado por la compositora Maika Makovski que, con su simpatía y capacidad de desenvolverse sobre el plató, es la persona perfecta para llevar el programa.
El invitado para el primer programa fue Franz Ferdinand, quien interpretó dos geniales temas, uno de ellos Lazy Boy. Lejos de los formatos de los programas antiguos, en La hora musa encontramos varios planos, tomas… Y un agradable ambiente visual en el plató. Tras la primera canción, llega el sumario, con todos los contenidos que se verán durante la hora. Y, tras Lazy Boy, un corte para llevar a La Mala Rodríguez a una azotea. Son necesarias estas pausas y cambios de aire para no aburrir al público.
Por la parte de Víctor Clares en la primera entrega, nos llevó a los diferentes sitios que fueron escenario de las portadas de varios vinilos famosos, este emblemático soporte que resurgió hace ya una década. Fue a la propia Abbey Road, de la portada del mítico álbum homónimo de The Beatles; o a la misma fábrica de la portada del Animals de Pink Floyd. Además, mostraron un vídeo del proceso de realización con el cerdito hinchable que, llevó al parecer, tres días de trabajo. Una labor de documentación bien hecha que resulta en una entretenida aventura.
Más tarde, llegó Juan Perro, integrante en su día del famoso grupo Radio Futura, que convierte el plató en una especie de reunión parecida a las que se hacen en el ZZ Pub aquí en Málaga. La charla del pescado es un tema tan gracioso como interesante, por cierto. Pero más interesante y fantástica fue la conversación con Makovski sobre aspectos de su trayectoria y de la forma en que elabora las letras de sus canciones. Una entrevista bien elaborada que, además, con el tono de voz de la mallorquina, parecía una especie de diálogo a lo Jesús Quintero. Y, para concluir, tras otra interesante entrevista por Víctor Clares, Makovski y Perro interpretaron a duo un poema de Poe.
La hora musa demuestra ser un programa con ritmo, joven, fresco y que tiene futuro. La garantía en Twitter con vistos buenos por lo general, por parte de los internautas. Y, por otro lado, como ya he mencionado, es un programa adaptado a los nuevos tiempos. Se añaden contenidos al sitio web del programa, a Spotify… Y esto no es todo. Están anunciados para las próximas entregas nombres como Vetusta Morla, Bunbury, Texas… Para gustos, colores, sí. Pero, en cuanto a calidad, para el repetitivo GH VIP que coloniza la noche de los martes, La hora musa. Porque esto, señoras y señores, es un auténtico programa musical, y no espacios como La voz u Operación Triunfo, en los que la música precisamente no tiene mucho protagonismo ahí…