A juzgar por su título, Las ventajas de ser un marginado parece la típica novela juvenil basada en una serie de televisión donde los dramas adolescentes absurdos se apoderan de los personajes. Sin embargo, quien se guíe de estos prejuicios se perderá una obra que explora como pocas la metamorfosis de la niñez a la madurez. La publicación del escritor novel Stephen Chbosky, quien en 1995 demostró síntomas de genialidad creativa al dirigir y firmar el guion de la comedia The Four Corners of Nowhere, busca adentrarse en la piel de los adolescentes y en un proceso de cambio que es determinante para cualquier ser humano.
La simpleza y sencillez de la portada de Las ventajas de ser un marginado, un muro verde en el que se inserta el título del libro, contrasta con la complejidad y los detalles que se establecen dentro de él. Para explicar las dificultades por las que se atraviesa en la juventud, Chbosky cuenta la historia de Charlie, un adolescente de 15 años que se ha quedado solo tras el suicidio de su mejor amigo y la muerte de su tía Helen, un familiar con el que tenía un vínculo muy especial, lo que ha hecho que su percepción de la vida no sea la de un joven cualquiera, encerrándose en sí mismo con pensamientos cambiantes y sin hacer cosas típicas de su edad. El escritor lo presenta como alguien acomplejado, introvertido e inexperto, un personaje con el que el lector empatizará fácilmente, y es que todo el mundo ha sido un poco como Charlie en algún momento de su vida. El protagonista tiene una gran cantidad de matices, que es lo que ocasiona que sea el relato más realista sobre la adolescencia que se ha plasmado en el papel, lejos de la superficialidad que caracteriza a muchos otros.
Una vez que se conoce la particular vida de Charlie, aparecen en escena dos personajes, Patrick y Sam, unos jóvenes de último curso que pondrán patas arriba el mundo del protagonista y que cambiarán el rumbo de la novela, haciendo que su transcurso no sea como el lector lo había imaginado en un principio. Junto a ellos, el protagonista empieza a abrirse, a salir con más gente, se enamora y aprende a resolver sus problemas mientras intenta ayudar a los demás.
Chbosky usa la historia de un chico adolescente como excusa para tratar los conflictos interiores que abundan en la cotidianeidad de cualquier ser humano. Cuando el protagonista consigue lo que llevaba tanto tiempo ansiando (vivir como alguien de su edad), empiezan a surgirle nuevos obstáculos sin saber cómo hacer frente a todo lo que le ha venido de golpe. Aquí es cuando el lector, tenga la edad que tenga, se dará cuenta de que, a lo mejor, su vida no difiere tanto de la de una persona de 15 años.
Que un libro trate sobre la vida de unos chicos de instituto no quiere decir que este sea su único público objetivo, ya que también se dirige a uno más adulto, abarcando desde los 15 hasta los 40 años. La novela recuerda en sus rasgos a Alta fidelidad, de Nick Hornby, donde se tocan temas como el paso de la niñez a la adolescencia, el primer amor y la incertidumbre ante un futuro borroso, todo ello con la música como hilo conductor del proceso. En su primera publicación, Chbosky también se ve influenciado por El guardián entre el centeno; pese a que su obra no es tan explícita ni salvaje como la de J. D. Salinger, ambas coinciden en retratar sin tapujos la sexualidad y la ansiedad adolescente.
Uno de los aspectos más llamativos de la novela es el de sus rasgos lingüísticos. En ella abundan detalles referentes al estado anímico de los protagonistas, multitud de adjetivos calificativos que usan los personajes para hablar unos de los otros y una descripción minuciosa de los espacios en los que tienen lugar la acción; esto último sirve para que su ambientación sea muy fácil de identificar y el lector pueda sentir que está en un instituto de barrio donde los abusones rodean los estrechos y grisáceos pasillos, o que se encuentra en una fiesta con 20 personas más en un piso minúsculo donde prolifera el olor a cerveza y a marihuana.
Otra de las grandezas de Las ventajas de ser un marginado es su estructura. Se trata de una novela epistolar, puesto que su historia se desarrolla en forma de cartas escritas por Charlie a un personaje anónimo, empezando todas ellas con la frase “Querido amigo”. Por tanto, Charlie es quien cuenta lo que sucede en la obra desde su punto de vista. Que la historia avance a través de esas cartas da un carácter más íntimo al libro, puesto que el destinatario de ellas resulta ser el propio lector. Es por esto por lo que el relato causa tanto impacto, estableciéndose una implicación emocional bastante fuerte con lo que ocurre a lo largo de sus 264 páginas. En este caso, ha sido fundamental convertir al lector en uno más, en la almohada de la noche para Charlie, quien habla de sus preocupaciones, de sus intereses, de su forma de ser y de ver las cosas.
La novela se divide en cuatro partes que están muy bien marcadas. Sigue una estructura lineal y se desarrolla en orden cronológico, mostrándose a través de las fechas de las cartas, aunque hay saltos temporales, ya que entre la tercera y la cuarta parte pasan unos cuatro meses, y analepsis durante todo el texto, puesto que el protagonista rememora continuamente hechos del pasado. En la primera parte se conoce la trágica historia de Charlie y cómo esta ha marcado su personalidad para después relatar su comienzo en un nuevo instituto, momento en el que conoce a Patrick y Sam y tiene sus primeros contactos con las fiestas, las drogas y el alcohol. En la segunda se muestra que la vida de Charlie en el instituto es más feliz desde que tiene amigos, y también se percibe que sufre una depresión desde hace años por la muerte de su tía Helen. En la tercera, la amistad entre Charlie, Patrick y Sam se rompe, por lo que el protagonista vuelve al punto de partida con el que comienza la historia. La cuarta y última parte explora la reconciliación entre los personajes y cómo Charlie afronta que sus colegas se marchen a la universidad mientras él continúa en el instituto.
El mayor encanto de Las ventajas de ser un marginado radica en la complejidad que tienen sus personajes que, al contrario de lo que suele ocurrir en la mayor parte de novelas protagonizadas por adolescentes, no tienen nada de planos, lo que consigue dotar de gran verosimilitud al relato. Charlie transmite en el lector una cantidad inmensa de sensaciones: empatía, amor y, algunas veces, rechazo hacia las decisiones que toma. En ciertos momentos puede ser muy directo, sin darse cuenta de las consecuencias que esto puede acarrear, mientras que en otros es silencioso y observador. En muchas ocasiones, cuesta entender su forma de ser hasta que, en un punto de la novela, Chbosky desvela con maestría un secreto en la vida del protagonista, un vínculo que le une con su tía fallecida que hará que todo cobre sentido y que encajen elementos que quedaban algo difusos.
El autor sabe captar la diversidad de la sociedad con personajes opuestos que se complementan de forma sublime, caracterizándolos detalladamente. Al contrario que Charlie, Patrick es extrovertido y alguien que mantiene sus ideales. Por otro lado, Sam es de esas personas con las que el lector cambiará de opinión de manera continua: en un principio, la verá como una muy buena amiga mientras que, conforme va avanzando la novela, se empieza a percibir en ella cierto egoísmo. Hay que tener en cuenta que, al estar todo contado bajo el punto de vista del protagonista, la forma de describir a los personajes está ligada con las experiencias que ha tenido con ellos.
Los personajes secundarios cobran importancia, ya que son muy relevantes en la trama. Las ventajas de ser un marginado no se entendería sin ese entrañable profesor de Literatura Avanzada que establece un vínculo muy fuerte con Charlie y que consigue que la obra de Chbosky sea una oda a la literatura, llenándose de referencias a libros como Matar un ruiseñor (Harper Lee), El gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald) o El extranjero (Albert Camus). También, es fundamental para el desarrollo de la trama la hermana del protagonista, Candace, la típica chica popular y superficial del instituto que deja muchas veces herido a Charlie por sus comentarios, aunque en otras ocasiones demuestra que siente un gran amor hacia él.
Las ventajas de ser un marginado debería ser un libro de obligada lectura en los institutos. Trata temas complejos como la sexualidad, el sexo, las drogas, los malos tratos o los abusos sexuales, pero no quiere regodearse en su dramatismo, sino que los presenta con total naturalidad y madurez, lo que hace que sea un viaje hacia el interior de un adolescente con un final realista y dramático para una historia dulce y amarga que es difícil de olvidar.
Chbosky consigue crear una novela brillante que sacude al lector desde su primera página por su crudeza y visión pesimista, pero realista, de la vida, y lo mantiene en vilo hasta la última hoja. No le cuesta arrancar y, conforme avanza la trama, afronta sus nuevos desafíos sin perder su esencia e intensidad. El estar dividida en cuatro partes hace que se aprecie la evolución que experimentan los personajes y que su argumento se pueda seguir de manera sencilla, sin que el autor meta al lector en lagunas de las que después no sabe salir. Un relato auténtico en el que más de un adolescente sentirá que se ha plasmado en el papel su propia historia y que produce escalofríos ante su sorprendente similitud con una realidad que el escritor describe con precisión y con una técnica absorbente.