Los gorriones y el deseo

Escrita por Luis Díaz, 'Los bloques naranjas' es una novela que habla de las relaciones entre las personas y de la importancia del deseo.
los bloques naranjas

En 1958, el gobierno de Mao decidió matar gorriones porque se comían las semillas y estropeaban las cosechas. El narrador de Los bloques naranjas (Caballo de Troya, 2023) se pregunta si seguirán existiendo gorriones en China. Son fundamentales y su ausencia sería como si faltaran paredes pintadas o cubos de basura en las calles. En la ciudad en la que él vive, los gorriones se mueven entre los bloques naranjas, que no le dejan ver el atardecer pero que no nublan los deseos que atraviesan su mente.

La Bella Julieta desayuno

Esta novela de Luis Díaz (Alcalá de Henares, 1994) es fragmentaria y está dividida en tres partes. En ella, se habla de las relaciones entre las personas y de la importancia del deseo y de aquello que deseamos con la ciudad como escenario. Se trata de un texto en prosa que desarrolla una historia con gran belleza y lirismo. Trata temas como la adolescencia, la juventud, aquello que se pierde y no vuelve y aquello que se siente pero no se dice, así como lo que llegará en el futuro y es incertidumbre. Por eso el autor dedica el libro a sus amigos, porque todavía no les ha dicho «te quiero».

La amistad masculina es un asunto importante en esta historia, al igual que también lo es la manera en que nos comunicamos y la incomunicación que sufrimos o el hermetismo al que nos aferramos para no desvelar los sentimientos. El primer capítulo habla de cómo alguien construyó el primer ladrillo y de ahí vinieron las ciudades, y de esas ciudades los patios donde la gente tiende la ropa. Por tanto, el inicio ya es una definición de humanidad y sencillez en apenas siete líneas. Sobre los ladrillos, el narrador continúa diciendo que es bonito que duren más que la piedra y que la carne humana. Sin embargo, hay algo que durará mucho más que los ladrillos, que es la tristeza que tiene entre la garganta y el vientre y que solo debe mostrar en soledad, no ante el resto de la gente. Esta tristeza, que no es necesaria pero sí inevitable, durará hasta el fin de los tiempos transformada en energía, y ya impregna cada página de este libro que es, en mi opinión, y no me corto al afirmarlo, una obra maestra.

El protagonista quiere respuestas a aquello que no entiende. Está entrando en la vida y hay muchas cosas que no alcanza a comprender. Además, hay mucho mundo más allá de su calle que sabe que nunca llegará a conocer. Algunos piensan que nada merece la pena en la vida y otros no se atreven a pensarlo. En cuanto al deseo, dice que es como una planta, y la felicidad, como la muerte, pues tienes que aprender a aceptarla. Al igual que los gorriones, el deseo también ha sido exterminado, porque «deseo ser deseado que los ojos de alguien se queden en mí como los gorriones en las ramas de un árbol sin hojas». De reflexiones como esta se deduce un profundísimo sentimiento de soledad, desesperanza y resignación.

Estas páginas están llenas de carnalidad, pasión y deseo, al fin y al cabo, inherentes al ser humano. En ellas también se deduce la finitud de todo, menos del ya mencionado deseo. El narrador afirma que lo peor del dolor no es sentirlo, sino acostumbrarse. Asimismo, se arrepiente por no haber hecho ciertas cosas cuando podía y al final le toca pensar que hasta ahora todo va bien cuando en realidad no está seguro de que sea así. «ese sería nuestro sueño: un mundo vacío un mundo que ya no puede hacer sufrir», dice. Y este es un mundo en el que hay muchas cosas bellas que somos incapaces de encontrar. Al final, asegura, nos refugiamos en lo malo y en lo enfermo y quedamos obligados a ver la belleza allá donde nadie la ha visto hasta entonces.Los bloques naranjas carece de signos de puntuación y mayúsculas. Por ello, el ritmo de la narración es trepidante y el lector parece asfixiarse leyendo una obra que intenta representar, precisamente, el paso inexorable e imposible de frenar, siquiera reducir su velocidad, del tiempo. Porque el narrador es joven, ha sido adolescente y pronto será adulto: el tiempo se lo llevará por delante y lo cubrirá como un tsunami. La narración cuenta una historia y en realidad no cuenta nada, y lo que relata, a ritmo frenético, representa la inmediatez y la rapidez del mundo actual. El protagonista de esta novela junto a quienes le rodean son soledades en convivencia, como escribió María Zambrano. Desde hace miles de años hasta ahora, siempre dos o más personas cuando estén juntas se harán compañía y sentirán menos soledad. Sin embargo, el narrador sabe que dos personas no estarán nunca en verdadero contacto, al igual que los átomos que forman nuestro cuerpo tampoco serán nunca uno.

Compártelo

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Novedades semanales.

+ Artículos relacionados