Allá por el 1915 la joven Mabel Williams inventó lo que consideramos en la actualidad un básico de la estética diaria, unió el polvo de carbón y la vaselina para dar lugar a la máscara de pestañas.
105 años después, lo que surgió casi como un juego de azar es uno de los elementos imprescindibles del make-up cotidiano, y cómo no de la música, dando lugar a una de las marcas más importantes, globales y emprendedoras.
En el siglo XXI Maybelline New York es conocida como la empresa que marca la diferencia, y no estamos hablando solo del plano cosmético, las artes como la música han sabido arraigarse a las tendencias de la moda y la estética, creando una atmósfera de ensueño como desahogo de la realidad. Aquí es donde entra la marca neoyorquina. Desde el rock en la década de los noventa hasta la nueva ola actual del trap y rap más popero han estado unidos de la mano por una tendencia: la relevancia visual a través de la moda y la cosmética.
Kiss y sus pinturas, Fortu con look de ojos en los shows de Obús, Amy Winehouse y su característico eyeliner y hasta la promesa del rap Recycled J en su último visual ‘Superpoderes’ han hecho referencia al básico de Maybelline por excelencia.
Pero, ¿por qué la cosmética ha supuesto una reinvención musical? En un mundo cambiante donde la notoriedad se premia con números, el llamar la atención con las apariencias distintivas de toda una generación es fundamental. Tal y como se dice de manera popular, todas las modas acaban volviendo y es por ello que los de Nueva York siempre han estado presentes.
El efecto abanico que proporciona la máscara de pestañas Lash Sensational constituye un básico en los directos de la música urbana masculina y femenina. El primer impacto y la atención visual de los ojos se ha convertido en el padre nuestro musical. Así lo vemos en las nuevas generaciones que apuestan por el make-up de autor.
La uniformidad en la piel, otra tarea que ha cogido fuerza en el arte escénico, tanto teatral, como audiovisual, en el que una piel tersa y lisa hace que las fuentes de luces se proyecten mejor, creando un universo gráfico fundamental en la imagen del artista, esto se puede conseguir con el dúo de base de maquillaje y corrector de ojeras Super Stay de alta cobertura y de veinticuatro horas de duración, necesario para los rodajes, ya que facilita la tarea de los maquilladorxs a la hora de ganar tiempo entre secuencias.
Pero todo esto no tiene sentido sin el color, aspecto sustancial en la imagen visual musical, donde el color es casi igual de importante (si no más) que la letra o la imagen. El color correcto realza la figura del artista donde los focos unidos a las prendas y los labios ejercen de imán sobre la atención del público. La gama de pintalabios Super Stay Ink Crayon nos muestra un efecto carnoso y mate, que realza el conjunto del rostro.
Pero esto no lo decimos nosotros, estilistas y maquilladores de la escena más underground como Gato emplean los contrastes para focalizar el objetivo: el artista.