Mamoru Hosada, director de El niño y la bestia, regresa con Mirai, mi hermana pequeña, un film que resulta ser toda una delicia y se convierte en una de las grandes sorpresas de animación de la temporada. Tanto es así que ha estado nominada a los Premios Oscar y a los Globos de Oro como mejor película de animación.
El largometraje nos presenta la historia de Kun, un niño mimado y consentido de cuatro años al que sus padres dejan de prestar atención cuando nace su hermana Mirai. Es entonces cuando empieza a sufrir situaciones en casa que nunca había vivido. Pero entonces, la versión adolescente de su hermana viaja en el tiempo desde el futuro para vivir junto a Kun una aventura extraordinaria más allá de lo imaginable.
Mirai, mi hermana pequeña es una gran joya bienintencionada y seductora, una obra de una belleza arrebatadora y un encanto espléndido. Ofrece una historia íntima, de una simplicidad que no es nada pretenciosa, siendo el trabajo de un verdadero autor. Es mucho más que un entretenimiento familiar.
La cinta de Hosoda cuenta con muchos momentos de emoción, logrando gran complejidad sin perder nada de su modestia ingenua. La película funcionará tanto en adultos como en niños pero de manera diferente, ya que los mayores captarán cosas que los más pequeños no podrán apreciar. Un ejercicio muy interesante que vuelve a mostrar, una vez más, la elevada complejidad del cine japonés.
Valoración: 4/5
Lo mejor: Su enorme belleza
Lo peor: Que no todos los espectadores estén dispuestos a conectar con ella