Moneo: “La única carga cultural de la música mainstream es ser una carga para la cultura”

Hablamos con el artista Moneo, que con motivo del día de Andalucía publica su primer álbum "25 madrugadas".
Moneo

Con las raíces bien echadas en el flamenco por derecho y la mirada puesta en desterrar las etiquetas, Moneo presenta 25 madrugadas, su primer álbum que ha visto la luz hoy con motivo del día de Andalucía, su tierra natal. El músico y productor jerezano apuesta por un trabajo conceptual que bebe de sus orígenes y busca la belleza escondida bajo la crudeza de la realidad.

¿Quién está detrás de Moneo?

Detrás de mi música hay tres cabezas. Primero está la mía, que es de donde salen las letras, la música y el concepto. En el estudio está la cabeza de Manuel, que le da sentido a todo eso y hace que suene a algo más allá que “al pesado de la guitarrita”. En el directo está Aitor, que es quien consigue que todo se armonice y aporta unos colores diferentes a lo que sale del estudio.

¿Qué importancia tiene la producción en la creación de tu proyecto?

Es muy importante, todo lo que hacemos está producido por nosotros en Sherry Fino. Yo compongo por inercia pensando en las ondas y las frecuencias para poder aprovechar al máximo cada tema.

¿Cómo es llevar un apellido que tiene tanto peso dentro del mundo del flamenco?

Es una responsabilidad. Si mis padres fueran abogados no se esperaría tanto de mí. El apellido es como un título nobiliario que tienes que defender, pero lo llevo con gusto porque sé que lo voy a hacer bien. Al principio era bastante imponente, pero ahora que he encontrado mi sonido y estoy muy seguro de lo que estoy haciendo, no tengo ningún miedo de las expectativas.

¿Cuál es la opinión de tu entorno al salir de la línea ortodoxa del flamenco?

A mi familia le encanta lo que hago, sobre todo porque saben que nunca voy a vender mi música como flamenco. Yo vengo de los tablaos y conozco muy bien los palos tradicionales. Es evidente que siempre voy a beber de ello pero nunca diré que vengo a reinventar el flamenco, simplemente porque ya está inventado.

Existe un debate en torno a si el flamenco evoluciona o si pierde su esencia al fusionarse con otros sonidos. ¿Crees que existe eso que llaman el «nuevo flamenco»?

Te lo voy a contestar con un ejemplo. La Leyenda del Tiempo de Camarón me encanta pero creo que es el peor disco que tiene. Él hizo cátedra con sus cantes y que se le recuerde por un disco que no es flamenco no creo que sea justo. Los palos flamencos tienen una estructura y unos cánones muy concretos. El flamenco no es ingeniería genética, no puedes llegar y decidir revolucionarlo. Es una cultura que evoluciona muy poco a poco a lo largo de los siglos mediante la transmisión oral. Por eso creo que no hay nada más nuevo que hacer el flamenco antiguo que nadie quiere hacer.

¿Moneo hace flamenco?

Depende de la hora del día. A las seis de la mañana en una fiesta con mi padre, por supuesto, lo que me saldrá cantar es una soleá o un cabal. Sin embargo de cara a mi producción lo que yo hago se acerca más al rock andaluz progresivo. Siempre voy a tirar de mi raíz pero no lo puedo etiquetar como flamenco.

¿Crees que el público actual sabe darle al flamenco el valor que tiene?

Sí, su valor nunca va a dejar de estar presente. Tendemos a homogeneizar al público como si fuese un ente colectivo pero creo que realmente hay un lugar para todo. El que escuche al Niño de Elche, a C. Tangana o Rosalía, a lo mejor cree que está escuchando flamenco, pero no se va a poner a escuchar a Agujetas o a Mairena. El flamenco tiene su público y es muy amplio y muy fiel a sus referentes.

Una gran parte del público te conoció a través de tu colaboración con artistas como Dellafuente, Foyone o Las Ninyas del Corro. ¿De qué manera forma parte el género urbano en tu música?

Creo que hay una obsesión con poner etiquetas a la música y yo las odio. Toteking siempre dice: «dime una música que no sea urbana» y yo añado la pregunta de: ¿acaso el flamenco se canta en un rascacielos?. No hay nada más underground que las Tarantas que se cantan en las minas.

¿Sobrevivirán los formatos analógicos en la música?

Yo creo que sí. Antes la música tenía más dinámicas, ahora se juega a ver quien suena más fuerte. Es sobre todo trabajando en la producción cuando aprecias mucho más los formatos como los vinilos porque aportan una fidelidad y una riqueza que en las compresiones digitales se pueden perder. Además el formato físico en sí es muy bonito y por supuesto juega con nuestra nostalgia.

Dentro de la instantaneidad de las redes, y el aceleramiento de la industria musical, ¿crees que puede dejarse de lado la elaboración de trabajos extensos y conceptuales ante la necesidad de sacar sencillos nuevos constantemente?

Al final quien decide si consumir comida basura o ir a un sitio de calidad aunque tenga que esperar es el propio cliente, en la música pasa igual. Yo pienso que una gran parte de la música que triunfa no es más que “mierda” y que la única carga cultural que tiene la música mainstream es ser una carga para la cultura. Al final volvemos a lo mismo, el público no es homogéneo y hay oyentes para todo. Además, es imposible mantener ese ritmo de trabajo de sacar hits constantemente porque el artista también es humano, a no ser que te busques un buen topliner y tu solo pongas la voz.

Cover Art «25 Madrugadas» de Moneo

¿Hay política en tus letras?

Todo es política, hasta esta entrevista lo es. Considero que hay una línea muy fina que separa el ser contestatario de ser un panfleto. Mis letras tienen crítica porque sé de donde vengo, yo cuento lo que vivo, habló de la mierda que hay en mi barrio y claro que detrás de eso hay política, pero jamás me posicionaré ni por partidos ni colores.

Jerez y Málaga; ¿Que son para tu música?

Jerez es la cuna, es donde nace todo, donde mamé el flamenco durante toda mi infancia. Esa ciudad tiene algo diferente que no se puede explicar si no se vive y que espero que nunca se pierda con la gentrificación. Cuando vine por primera vez a Málaga fue para juntarme con Esceno. Me transladé con el objetivo de trabajar y me llevé amigos. Además al estar entre Cádiz y Granada y estar mejor conectado con Madrid vivir aquí me da muchos respiros.

¿Qué opinas del ego del artista? ¿Es necesario o se abusa de él?

El ego es el cáncer de la humanidad y tiene la culpa de todas las cosas malas que han pasado y siguen pasando, ya sea ego militar, religioso o de cualquier tipo. En la música pasa lo mismo. Hay muchos artistas que podrían estar colaborando y haciendo cosas maravillosas pero por culpa del ego no lo hacen.

A fin de cuentas creo que el ego es necesario en tanto sepas dominarlo y nunca dejes que te domine, porque hay gente a la que se lo come su propio personaje. Al final todos vamos a acabar igual, cuando la huesuda venga y te quiera llevar al huerto de los quietos, entonces no hay ego que valga, la fama, el reconocimiento y todo lo que puedas tener se queda aquí.

¿Qué papel juega la producción audiovisual en tu proyecto?

Es fundamental. Me gusta mucho lo gráfico y mis letras son bastante barrocas, por eso creo que los visuales hacen que esté todo conectado. Hasta ahora los videoclips que hemos sacado han sido bastante abstractos pero a partir de la salida del álbum eso va a cambiar. No había enseñado mi cara en los videos hasta Memento mori con Foyone porque de alguna forma quería mostrar mi música y lo que tengo para dar antes que mi propia cara. Ahora creo que es el momento de tomar un poco más de protagonismo en la imagen del trabajo.

¿Cómo es tu proceso creativo?, ¿Es similar al del pintor que protagoniza el videoclip de Marzo?

Para mí crear es una batalla constante, tal como se muestra en Marzo. Suelo empezar por frases o ideas que se me ocurren a lo largo del día y las voy apuntando. En mi caso hay letras que se escriben en 25 minutos y otras que tardan meses, es todo muy variable por eso de que las musas son muy caprichosas. A veces es necesario dejar macerar las ideas para poder coger perspectiva y desde la contemplación trabajarlas.

¿Eres muy crítico contigo mismo al ver tu trabajo en retrospectiva?

Si te digo la verdad, una vez que saco un tema lo tengo tan quemado que trato hasta de olvidarme de él. Cuando la gente escucha la canción lo hace por primera vez mientras que yo ya lo habré hecho mil veces y si lo vuelvo a escuchar con retrospectiva siempre encuentro cosas que se pueden mejorar.

En Bambú dices: “no estoy perdiendo el tiempo, estoy creando un universo de colores” haciendo referencia a 25 Madrugas. ¿Está cerca ese nuevo universo?

Está a la vuelta de la esquina. Como digo en Bambú todo gira dentro de un mismo universo, en el álbum todo está conectado y sigue un concepto bastante fuerte que comprenderéis muy pronto.

Para finalizar, ¿dónde nace tu esencia y tu mensaje?

Me suelen decir que solo escribo letras tristes y mi respuesta siempre es la misma, dame un mundo bonito y escribiré cosas bonitas. Mi mensaje nace de ahí, de la precariedad, del trabajo de sol a sol. Yo no soy como aquellos que se van a un barrio pobre a grabar sus videoclips cuando viven en una urbanización de lujo porque ahora lo que vende es el ser de calle. Ahora la calle se entiende como drill y trap, cuando la calle siempre ha sido flamenco. La calle de verdad siempre ha sido negros, moros y gitanos. Todo lo que hago viene de ahí, en una forma más refinada, de intentar sacar a relucir las flores que también crecen en la basura.

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