2 de octubre. 21:00 horas. Mientras que un miércoles normal, uno está en su casa descansando de un largo día, este se tornaba bien distinto: cientos de personas esperando en el WiZink Center para disfrutar de la gran diva Mónica Naranjo, quien nada más subir al escenario se transformó en una pantera cañera, rítmica y sinfónica.
Tras cinco años sin pisar el Palacio de Deportes de la capital española, Naranjo demostró querer darlo todo en un espectáculo excesivo, como no podía ser menos. Renaissance Tour, gira en la que se enmarca este concierto, busca conmemorar su primer álbum. Durante dos horas de un espectáculo apabullante, la artista contó en el escenario con un total de 60 personas entre las que se encontraban una orquesta sinfónica, una banda de rock y un coro mientras que la artista aparecía en el escenario cantando El amor coloca.
A partir de aquí, sus grandes éxitos comenzaron a sonar uno detrás de otro. Con Desátame demostró que sus cuerdas vocales estaban en plena forma, con Empiezo a recordarte logró emocionar a todo el público y con Sobreviviré desató la locura de todo el público.
Con innumerables cambios de vestuario, Naranjo también se adentró en los momentos más difíciles de su discografía, como Jamás, de su ópera rock Lubna, interpretada esta vez de una forma contemporánea. Tras esto, la última parte del concierto se centró en éxitos como Doble Corazón o Tú y yo volvemos al amor. Finalizando con Libre amar y Las campanas del amor, el concierto arrasó ante un público lleno de energía tras ver a la mejor Mónica Naranjo, que ha demostrado que su carrera está lejos de llegar a su fin.