Por David López Córdoba.
Todo tiene un fin que se ve lejano el primer día y demasiado cerca el último. Esta edición del No Sin Música 2018 terminó de la mejor manera posible dejándonos una gran sensación. Hemos saltado, gritado y disfrutado de la mejor manera posible, a pocos paso de la ciudad de los 3000 años de historia.
Las estrellas de el tercer día fueron Bunbury, Residente y La pegatina. El día más fuerte del evento, con ese nivel en el Brugal Stage, prometía poner el broche de oro al festival, ya bien gestionado hasta ahora.
El primero en llegar fue Bunbury, famoso por sus tiempos en el grupo Héroes del silencio, el público cada vez más nervioso cuando los segundo se iban acercando a las 10 de la noche, cualquier movimiento en el escenario ocasionaba una intensa ovación, minutos después de la hora programada, Enrique Bunbury entraba en el escenario haciendo enloquecer al público. Interpretaron temas, tanto antiguos, de sus tiempos en Héroes del silencio, como del nuevo disco que presentó el año pasado. Uno de los momentos cumbre de la actuación, hacia el final, fue cuando se bajó del escenario y recorrió todo el frontstage recibiendo un verdadero baño de masas. Demostrando que pese a la cantidad de años que lleva subido en los escenarios, puede continuar muchos más.
Residente, el segundo de los headliners, también presentó un show muy bueno, con músicos de todo el mundo, desde Estados Unidos, hasta Marruecos. René, que conocemos también de su antiguo proyecto, Calle 13, interpretó temas de todo tipo, desde el Atrévete que todos hemos bailado más de una vez, hasta uno de sus nuevos temas Sexo. Comprometido con gran cantidad de movimientos sociales, fueron bastantes las reivindicaciones que hizo, desde el olvido que tenemos de nuestras raíces, África.
Cerraba la edición número seis La pegatina. Era difícil escoger un grupo mejor para acabar un festival como este. La energía que desprendieron fue revitalizante. El confeti, característico de la entrada triunfal en los concierto de la pegatina, golpeó el cielo gaditano con una fuerza que pocos esperaban, cuando el reloj marcaba ya las 3 de la mañana.
Han sido tres días de mucha fiesta, buen rollo y diversión en este festival diferente, en un lugar que merece la pena ser visitado.
Me emociona como casi todos los artistas han dedicado unas palabras para animar a luchas contra la violencia de género, el machismo y la desigualdad, desde decir los y las, hasta criticar la actuación de la justicia con «la Manada» o con los cientos de casos de violencia de género. Es esperanzador, que los artistas usen el poder de tener un micrófono ante 35.000 personas para lanzar mensajes que ayudan.
En definitiva, ha sido un festival que no vamos a olvidar, esperamos ya la 7 edición en 2019. ¡Gracias a todos por leernos!
