Desaparecía el telón, custodiado por la imagen de su gato, el cual protagoniza la portada del álbum. En un corrillo, Marquitos y los suyos se lo gozaban, transmitiendo esa vibra a todos sus fieles allí congregados. Al más puro estilo Jhay Cortez, el artista madrileño comenzó a soltar sus barras con una balaclava roja, hecha a ganchillo, y una chupa de cuero.
Ya teníamos ganas de que el cantante, músico y productor volviera a la escena con, probablemente, su mejore trabajo hasta el momento, 4×4. La realidad es que hemos tenido meses para profundizar en las cuestiones que aborda el disco: la capacidad de sacar lo mejor de si mismo baja su acuciante ansiedad, el sagrado vínculo de la amistad, o las realidades del amor en varias de sus etapas.
Responsable de algunos de los éxitos de artistas reconocidos en la esfera mundial, como Cruz Cafuné o Nathy Peluso, Oddliquor es un músico multidisciplinar, por lo que se rodeó de los mejores en la guitarra y en la batería, sin excluir la divina aportación de Mayo, uno de los nuevos productores que está destrozando el panorama nacional.
Como era de esperar, algunos de los artistas que han colaborado en su última obra, también aparecieron en escena. La fanaticada pudo disfrutar con las voces de Luislo (Çantamarta) o Judeline. Además de una selección musical en la que predominaron los temas de su última obra, petándolo con Feliz con poco, aunque quiera más, Tengo la cara cansada y No se lo digas a mamá, las peticiones del público que abarrotó la Sala Caracol también fueron escuchadas, y Marquitos decidió bendecirles con varias de las canciones que lo encumbraron.
R&B, Neo soul, o los tintes rockeros, no son más que etiquetas para definir una experiencia, que fue en lo que Oddliquor convirtió el bolo del pasado jueves, enmarcado en ciclo del Sound Isidro 2022. Más allá de la calidad acústica de su grupo, la sinergia entre los integrantes y los asistentes demostró una vez más algo que se escuchó a la salida del concierto: “Los fans de Marquitos somos leales, estamos con él a toda costa y lo seguiremos allá dónde nos lleve su música”. En cierto modo, Oddliquor consiguió configurarse una imagen cuasi celestial, saliendo de la bruma que desprendía el humo en todo momento.
Pero, sin embargo, la capacidad para hacer levitar el espíritu gracias a la concatenación de notas musicales no fue una cuestión técnica, fue gracias a Marcos Terrones y su team, quienes abrazaron a su yo más puro, ofreciendo un espectáculo que será difícil de olvidar.