Ojete Calor, formado por el imperante dúo Carlos Ojete y Aníbal Calor, sacaron el pasado ocho de abril junto a Ana Belén «Agapimú», un tema que, por casualidades de la vida, ha entrado como anillo al dedo en los tiempos que corren del confinamiento.
Antes de nada, ¿qué tal estáis? ¿Cómo lleváis la cuarentena?
La llevamos bien, porque somos misántropos. La gente lejos es una necesidad, y el metro de distancia es una medida que vamos a adoptar en nuestra vida post-pande. Lo que llevamos peor son los llamados telefónicos a todas horas. Decimos «los llamados» porque nos gusta cómo suena en latinoamericano. Montones de gente EXIGIENDO conversaciones por teléfono, videollamada o mensajes. Una amiga que había sido madre recientemente incluso nos hizo un facetime para que viéramos al bebé, inconsciente quizá de que los bebés son muy aburridos de ver, porque son todos iguales y tampoco son muy listos. Deseandico estamos de que acabe la cuarentena para poder ver una película sin interrupciones.
Lanzasteis ‘Agapimú’ en colaboración con Ana Belén el pasado miércoles, ¿cómo ha sido el recibimiento?
Muy bien. Fantástico. Sabemos que aquí nos tocaría responder desde la falsa modestia con un compendio de frases manidas, tipo «no nos lo esperábamos», pero no nos salen creíbles. Cualquier otro resultado nos hubiera ofendido. Y con Ana Belén estamos muy contentos. Nosotros, encantados de dar un empujoncito a la gente que empieza a abrirse un hueco. No la hemos querido cobrar nada.
Después de unas primeras semanas en las que todo eran propuestas de conciertos, festivales o canciones para el encierro, toda esta dinámica parece que se había frenado y que la gente necesitaba algo como ‘Agapimú’. Quizás ha sido el momento ideal para sacarlo.
Ahora a posteriori vamos a fingir que sí, que lo teníamos perfectamente planeado para este momento concreto, aunque lo cierto sea que la canción ya estaba grabada antes de la cuarentena y que teníamos pensado un videoclip de gran producción cuando llegó el virus y tuvimos que improvisar. Afortunadamente, Agapimú es una tonada optimista y vital bastante guay para sobrellevar la coyuntura. Si hubiéramos preparado una versión de Amigo Félix la gente se hubiera tirado al virus de cabeza.
¿Cómo fue la propuesta a Ana Belén para que participase en el tema? ¿Sabía ella que lo soléis incluir en los conciertos?
Ana Belén, que ha venido al mundo a hacer el bien y como tal solo hubiera merecido el bien, tiene la desgracia de tener amigos comunes con nosotros. Los verdaderos culpables de que cayera en nuestra trampa son los muy zalameros celestinos Loles León y Antonio Resines, viejos compinches de nuestros conciertos, que mediante un plan hábilmente urdido se pusieron en contacto con ella. Probablemente la narcotizaron o directamente recurrieron al chantaje. Y sí, ella sabía que la incluíamos en los directos porque se lo había chivado Loles.
Alguien que no conozca la canción original podría incluso pensar que es un tema propio, ¿qué tiene ‘Agapimú’ de subnopop?
La letra, no doubt. Jamás habíamos sentido tanta identificación con un tema no escrito por nosotros. Cuando escuchamos por vez primera «eres el viento que no cesa, eres el peso que no pesa», «me siento nueva, como la nieve cuando nieva» o «me siento entera como una blanca primavera» nos vimos justamente destronados. Allí estaban expuestas con total sencillez la esencia, la ingenuidad y la pureza naíf que llevábamos años buscando de manera deliberada. Todo esto hay que agradecérselo al maestro Luis Gómez-Escolar, que con muy buen criterio se pasó por el pepe la letra original y reescribió para Ana Belén otra mucho más surrealista, onírica e incluso erotic soft («entras en mi cuerpo como la lluvia entra en mi huerto»), dotándola de una sugestiva y alucinógena entidad propia. Si a esto le añadimos que la música es una concatenación de acordes bellísimos, especialmente inspirados, como comprenderás, no podíamos permitirnos el lujo de no hacer una versión de ella. Lo único que le faltaba a la canción era un coro de personas marcándose un air castañuelas al final, y lo hemos hecho.
En cuanto al subnopop, creéis que está asentándose como un subgénero junto con los demás que ha traído el nuevo pop con nuevos artistas y bandas, ¿o por el contrario tiene un recorrido finito?
No nos preocupa. Además, el subnopop no es un compartimento estanco. Piensa en cuando Camarón sacó La leyenda del tiempo y los puristas lo devolvían indignados lanzándoselo a la cara a los vendedores de discos. Hoy es uno de los álbumes más importantes no ya del flamenco, sino de la música española del siglo XX, y lo que contribuye a ello son todas esas influencias electrónicas, de funk y de blues que se cuelan entre sus surcos. Puede que el subnopop se extinga como lo hizo el minué, pero ya habrá metido la patita en las sesiones de grabación de numerosos artistas, aun sin ser ellos conscientes. ¿Acaso ignoras, mortal, que también desaparecerán con el tiempo otras etiquetas mucho más extendidas, como el electrolatino o el reggaeton (no vemos el día)?
Teníais confirmadas algunas fechas en festivales, si no recuerdo mal en el Low y el WARM UP de Murcia, ¿cómo os afecta en este sentido la situación? ¿Hay movimientos o cancelaciones, teníais pensado anunciar nuevas fechas…?
Claro, hay cancelaciones. Pero no nos afecta: si no hay conciertos, saldremos a cantar a los balcones, como tantos otros. Regalaremos nuestras voces, o como mucho pediremos la voluntad a los vecinos. Incluso a los que no hayan pedido oírnos. Yo tampoco quiero oír la sesión DJ del vecino de balcón y me la tengo que comer. Aquí si nos molestamos nos molestamos todos. ¿No consiste en eso la democracia? Pos claro que sí.
Han pasado ya 3 años desde ‘Pataky’, a la hora de sacar nuevo material, ¿os marcáis alguna fecha en el calendario o simplemente dejáis que todo salga de forma natural y cuando os apetece?
Nosotros solo somos un mero instrumento demiúrgico para transmitir una serie de mensajes en forma de canciones que el universo tiene que dar a la humanidad. Cuándo y cómo lo haga es cosa suya, nosotros somos unos mandaos. Esperamos pacientemente sus señales, lo que pasa es que a veces no las captamos del todo bien. Por ejemplo, cuando compusimos Madrid-Bilbao-Bollo. A juzgar por el número de visitas en Youtube, el universo debió querer decirnos otra cosa. Pero ahora es tarde, señora. Haberte explicado mejor.
El imaginario un poco kitsch, y ese gusto por lo hortera que se refleja en vuestra propuesta suele venir de artistas o ideas que estuvieron muy de moda en su época pero ya no. ¿Algún artista actual que sea subnopop sin ser (o siendo) consciente de ello?
No querríamos ser nosotros quienes sacaran del armario a otros artistas con carreras ya muy estables, pero desde el corazón siempre estaremos enormemente agradecidos a José María Cano por sus magdalenas de sexo convexo, a Nek por lo mucho que le duele este dolor y a Bono de U2 por el disco aquel que, arrebatado por la humildad, se te bajaba al móvil aunque no lo quisieras, como un Covid-19 digital. Todos ellos han contribuido a abrirnos el tercer ojo de sabiduría que trajo la buena nueva del subnopop.
¿Algún otro mantra que nos sirva para estos días de encierro?
Carlos Ojete repite sin parar el Strange fruit de Billie Holiday, pero no inspirándose en su grabación de 1939, sino en la mucho más curtida de 1956, adoptando la misma gravedad que la gran dama del jazz e incluso imitando guturalmente el solo de trompeta del comienzo; Aníbal Calor se ha venido muy arriba con La gallina co-co-ua, pero en su versión mucho menos comercial de 1979, la de Cepillín.
Por último completad la frase: “Ojete Calor reivindican que…”
No reivindicamos nada, está todo bien así.
Ojete Calor en la fotografía de portada por Ana Peraile