Tomarse las cosas en serio entre amigos a veces es complicado, sino que se lo digan a Juan (DAPS) y a Pedro (PMP). Ambos amigos de la infancia empezaron a crear sus primeros temas entre cervezas y sin ninguna fe en llegar lejos. Sin embargo, el tiempo y las ganas les han querido llevar la contraria y ahora presentan su nuevo álbum “DCLXVI”. Este trabajo compuesto por once nuevos temas supone un punto de inflexión en su carrera y pretende conectar con el público de una forma especialmente íntima.
¿Cómo empezasteis con el rap? ¿Os lo planteasteis como algo más que un juego?
PMP: Yo empecé a producir porque me gustaba mucho el rap y quería hacer bases. Me puse a mirar cosas por internet e investigué como producir las mías propias. Me descargué algunos programas de edición, fui probando y hasta hoy. Lo que pasa es que nunca me he encasillado en un género, he tocado muchos palos: empecé por el rap, pero he pasado por la electrónica, el dubstep, el house y el trap. Cuando llegó el boom del trap aquí a España hace unos años atrás decidimos hacer un tema de trap. A partir de ahí, lo que empezó entre risas fue yendo a más y me puse más en serio con la producción.
DAPS: Yo empecé a escribir letras cuando estaba en la universidad, todo así muy informal y entre risas, pero llegó un momento en que le dije a PMP que me pasara una base para que en casa pudiese hacer algo más currado. Entre la tontería, PMP cada vez tenía más claro que quería profesionalizarse y yo decidí subirme al carro también. Nunca me había planteado dedicarme a la música, pero la idea hacer de tu hobbie una profesión era algo que me volvía loco.
¿Qué influencias tenéis cada uno?
P: Lo primero que escuchaba era rap americano y español, pero luego me interesé por la electrónica. He escuchado muchos temas de Skrillex o Porter Robinson y técnicamente para mí la música electrónica tiene más “chicha”. De hecho, se puede ver como en las instrumentales predominan los bajos y los graves potentes. En el ámbito de la música más “mainstream” me gustan los sonidos más “americanos” como Travis Scott e intento traerlo para aquí.
D: A mí desde siempre me ha gustado todo desde el reggeton pasando por el rock. Creo que según me he sentido en diferentes puntos de mi vida y según el momento he escuchado unas cosas u otras. Entre mis referentes está Skrillex, pero también Kurt Cobain. Actualmente me fijo en la actitud de Kase.O pero en el personaje que ha construido C.Tangana.
¿Sentís que habéis sufrido una evolución desde ese comienzo?
P: Por supuesto, si te enseño cual fue mi primera base hoy es que no tiene nada que ver. Pero esto es como todo, tu bagaje personal y profesional hace que mejores en cada cosa que haces.
D: Las vivencias es al final la fuente de donde se nutre tu trabajo. Hay cosas que te planteas ahora y no te lo planteas cuando eres más crío. Más allá del humor o las risas, hay otras cosas que ahora te planteas como introducirlo porque quieres innovar y hacer más complejas tus creaciones.
¿Qué idea teníais a la hora de plantear el álbum?
P: Ninguna (ríe). Todo empezó porque nuestro compañero todoterreno Iñigo se fue a una casa que tiene en el pueblo DAPS y de repente a la semana siguiente me dijo que tenía varias demos. Las escuché y eran unas demos crudísimas a partir de unas bases que habían pillado por internet. Un cambio radical respecto a lo último que habíamos hecho. A partir de eso, decidí hacer una base nueva con lo que me transmitía, de hecho, a veces el resultado final no tenía nada que ver con la idea inicial. La diferencia de este álbum es que es un salto de etapa, el pasar de la etapa de la risa y el humor a una etapa más desgarrador, más crudo. La intención que tenemos es innovar y sorprender en este álbum. Siempre hemos tenido esa intención y aunque supongo que algunas veces no lo hemos conseguido, la intención es siempre la misma.
D: Pienso lo mismo, la gente que hace música y oyes un tema tras otro y te parecen lo mismo no sorprende. A mí, personalmente me aburre. Y yo no estoy siempre en el mismo mood, creo que todos tenemos etapas y nuestra música entiende eso. Respeto que haya otros que tengan una forma de ver las cosas más lineales, pero para nosotros la música al igual que la vida no es plana.
¿Cómo ha sido el proceso de creación?
D: Muchas veces cojo bases ya hechas de Youtube y escribo a partir de eso. Me gusta escribir de noche, de pie y frente al espejo. La noche es un momento en el que todo está en paz y que me inspira. Es en ese momento en que doy rienda suelta a mi “yo” más seco. El éxito de este álbum se debe en gran parte a PMP que ha sido capaz de darle forma a mis ideas más bastas. Es un álbum 100% de los dos.
P: Mi papel ha sido pulir esas demos, a veces muy “demoníacas” o bastas y darles más matices. Sobre todo, al hablar de diferentes vivencias el reto estaba en trasladar al plano musical las emociones. Si quieres transmitir intensidad no es necesario saturar, de hecho, a veces lo más adecuado es hacer lo contrario a lo que te dice la lógica. Bajar el nivel de irritabilidad inicial ha hecho que cale más el mensaje que queríamos transmitir.
Si tuviérais que describir al álbum. ¿Qué diríais?
P: Crudeza.
D: Sinceridad.
¿Qué os gustaría que opinase la gente?
P: Que la gente vaya sin expectativas. En «DCLXVI» hay once temas que se tienen que escuchar en ese orden de principio a fin. Hay muchos dobles sentidos y frases que hay que dejar reposar en tu cabeza.
D: Simplemente queremos que la gente lo disfrute. Queremos romper con la industria musical del “fast food” basada en producir un tema tras otro, nosotros no queremos eso. Es un álbum que te pide que pares y que analices su profundidad.
Respecto a los videoclips, ¿cómo organizáis el proceso de creación?
D: Al igual que yo con PMP, le doy ya la demo hecha, con Iñigo le damos ya el tema hecho para trasladarlo al plano visual. Es muy jodido hacer cosas de tanta calidad con un presupuesto y unos recursos tan limitados. Pero ahí es donde Iñigo hace su magia.
P: Intentamos hacer un estilo nuestro en el que se ve que no tenemos presupuesto para hacer nada con drones ni cosas caras, pero es genuino. Aun así, es muy fácil trabajar entre nosotros tres porque tenemos claro a dónde queremos llegar.
Una canción, una película y una serie de la infancia…
P: Center of the universe de Axwell, Matrix y Pokémon.
D: Pura droga sin cortar de Kase.O, Monstruos S.A. y American Dragon.
