Qué ocurre con el pasado

'El polvo nunca se asienta' es una novela de Karina Lickorish Quinn que trata temas como la libertad, la justicia social y la maternidad.
El polvo nunca se asienta
La Bella Julieta desayuno

Cuando era una niña, Anaïs Echeverría sentía envidia hacia los niños del barrio, porque quería tener lo mismo que ellos. Ahora, sin embargo, embarazada, viviendo en un país extranjero, con su madre recién fallecida y a punto de vender la casa de su infancia, es cuando se da cuenta de que no tiene nada. Con esos pensamientos comienza El polvo nunca se asienta (Editorial Arde, 2022, con traducción al castellano de Eric Levit Mora), una novela que es un viaje al pasado y a la memoria familiar.

Esta obra de Karina Lickorish Quinn (Perú, 1987) está protagonizada por Anaïs Echeverría, una joven peruana que vive en Inglaterra y que, embarazada, vuelve a su ciudad natal para vender el hogar de su infancia, la casa amarilla de la colina, como la conocen, tras la muerte de su madre. Dividida en dos partes, al final incluye un árbol genealógico de los personajes debido a la cantidad de antepasados y familiares de la protagonista que pasean por estas páginas.

Al mismo tiempo que Anaïs vuelve para vender la casa, Julia lo hace como santa. Es una criada que trabajó en la casa años atrás y que murió tras caerse por una ventana. Su espíritu se marchó, pero ha vuelto para hacer milagros. Así, a través de Anaïs, de carne y hueso, y de Julia, de figura fantasmal, se desarrolla la historia de la familia desde varios siglos atrás hasta la actualidad. En la novela se juega con el tiempo porque la narradora se va de la casa dejándola según dice con todo en buen estado y cuando vuelve la pintura está desconchada, por ejemplo, y las malas hierbas han crecido, o dentro de la casa todo parece estar como cuando ella era pequeña. Así empieza un delirio que la narradora siente y que se transmite al lector.

Anaïs experimenta frustración y desasosiego cuando vuelve desde el mundo adulto para recordar la infancia. El pasado y lo que creíamos olvidado vuelve tras tiempo escondido y daña cual cuchillo. Regresan también los fantasmas, y se enhebran historias dentro de historias. Historias como ríos que recorren caminos, tiempos y espacios. Anaïs tiene pesadillas por la venta inminente de la casa. Además, se encuentra perdida porque no quiere tener a ese bebé y tampoco sabe si quiere casarse con su novio, que le ha pedido matrimonio y está esperando una respuesta. Para colmo, tiene una mancha en el ojo a la que llama “pececillo” y con la que también debe lidiar. En más de una ocasión, escucha voces, que no son otra cosa que la ansiedad y su cabeza dando vueltas y elucubrando, la angustia por ver que lo que conocía desaparece y los recuerdos se resienten por ello.

La protagonista reconoce que a partir de cierto momento, la muerte de los familiares se convierte en algo casi anodino y frecuente. Algo rutinario. Ella llevaba años distrayéndose de los recuerdos para protegerse y que no le dolieran, pero todo se derrumba con la muerte de su madre y vuelve a la casilla de partida. Se queja de que la casa está desolada y que el pasado la abraza y arrastra hacia atrás y hacia abajo. Dice que los recuerdos “tienden a lo traslúcido antes de desaparecer” y que todo el mundo es un desierto sobre el que arrastramos los pies, pero el polvo permanece.

Cuando la narración viaja al pasado, llega hasta la época colonial, y hace una crítica a aquellos que iban para explotar a los sudamericanos y sus tierras a través de la esclavitud y la violencia. Narra también tragedias, violaciones y asesinatos del poder a los pueblerinos. Cuando se contempla tanta muerte, se muere uno también un poco por dentro, dice mencionando la mancharisqa. Asimismo, repasa la revolución, la dictadura y el desarrollo de un país en ciernes.

Entre los temas de la novela representados por otros personajes destacan la libertad, la justicia social, la lucha, la maternidad. También las ganas de huir y renacer, de empezar de nuevo, de llegar lejos y olvidar a veces el miserable pasado del que se procede. La memoria y el cuidado que se le debe aplicar para conservarla y transmitirla, así como la mitología, el arte de contar historias, el azar de nacer en una determinada familia o la sensación de ser extranjero en la tierra propia, como experimenta la protagonista, porque la confunden con una turista en Perú.

Anaïs menciona un conflicto entre varios bandos y dice que nunca entendió su significando cuando era niña. Quizás ahora de mayor tampoco, porque no hay explicación para las batallas entre los hombres. “Cuánto se parece cada historia a la siguiente”, dice Anaïs, y es que después de una muerte que para nosotros supone lo peor luego siempre sale el sol y la gente sigue con sus vidas. “Incluso las partículas más pequeñas pueden alcanzar la grandeza”, dice un espíritu del bosque a Julia. Y es que las partículas de polvo, como los recuerdos, aunque permanezcan para siempre, nunca se asientan.

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