Escrito por Rubén Pareja Ramírez
Este 2018 va a ser recordado por ser el año del feminismo. Y este mes va a ser el más feminista del 2018. Los movimientos reivindicativos en estas semanas están brillando por su esplendor, desde el que tuvo lugar en la gala de los Oscar hasta la manifestación del 8 de marzo. En ciudades como Málaga, por ejemplo, más de 50.000 personas acudieron a la que es la primera huelga feminista de la historia de España, para pedir la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Sin embargo, aún existen parcelas en las que la mujer tiene menor protagonismo que el hombre y, entre ellas, está la de los videojuegos. El pasado mes de enero se publicó en Madrid el Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos del año 2017. Y, entre todos los datos que figuraban en él, destacó el del papel de la mujer en esta industria: si bien las mujeres representan el 44% del total de jugadores en España (el 56% restante son hombres), de los 5.440 profesionales que se registraron (un 20% más con respecto al 2016), tan solo el 17% son mujeres. Y estas cifras son casi iguales en otros países europeos como Francia (15%), Suecia (19%) o Finlandia (18%).
La presencia de la mujer en la industria videojueguil es muy escasa, pero eso no determina para nada la calidad del trabajo que estas hacen… ¡y que hicieron! Desde sus orígenes, existieron mujeres que se dedicaron a programar videojuegos de gran éxito, como es el que voy a tratar en mi artículo: River Raid.
Desde pequeño, mi madre, cuando me veía jugar a mis juegos, me hablaba de este, «en el un avioncito tenía que ir matando otros aviones y barcos y había que repostar a cada rato para que no se estrellase».
Este videojuego lo comercializó la veterana empresa Activision en 1982 para la mítica consola Atari 2600, aunque también se lanzó para otras plataformas. Y lo diseñó nada más y nada menos que Carol Shaw, la primera mujer en la historia de la industria de los videojuegos.
Carol entró en Atari en 1978, donde hizo videojuegos como el 3D Tic-Tac-Toe, y más tarde pasó a trabajar, en 1980, en Tandem Computers. Esta era una empresa dominante que creaba ordenadores tolerantes a fallos en lugares como bancos o grandes oficinas (en el futuro la adquiriría Compaq y, a su vez, esta la adquiriría en el futuro Hewlett-Packard, hoy HP). Y, en 1982, entró a trabajar en Activision. Lo más curioso es que, a diferencia de otras disciplinas, en las que las mujeres han tenido que esperar bastante tiempo para lograr incorporarse, Carol logró formar parte de la industria del videojuego en sus orígenes, lo cual es algo muy positivo.
River Raid, cuya traducción al castellano sería «Incursión en río», es el videojuego que más fama ha dado a Carol, sin duda. Y no es para menos. Aquí tenemos que manejar un caza que sobrevuela el llamado «Río sin retorno», debido a su infinita longitud. El caza se puede manejar en todas las direcciones de la pantalla con el famoso «joystick». Si lo movemos hacia adelante, el caza cogerá mucha velocidad, mientras que, si lo movemos hacia atrás, el avión irá más despacio.
En nuestro camino, tenemos que evitar chocar con las orillas del río y también con los enemigos, que son barcos, helicópteros o aviones que se van cruzando. Es tan inteligente este juego (para su época) que, cuando nos acercamos a los enemigos, estos comienzan a moverse para provocar la colisión. El trazado del río va adquiriendo varias formas: se abre en dos canales, a veces muy estrechos, o combina zonas anchas con otras que no lo son tanto.
Por otra parte, tenemos que controlar el combustible, que se gasta continuamente, da igual la velocidad. Un medidor nos indica el gasto de gasolina, que podemos repostar en silos con la inscripción «FUEL», que se encuentran en nuestro camino.
Afortunadamente, y otro de los mejores atractivos del juego, es que podemos disparar por doquier en nuestra aventura. Esto nos permite defendernos y, a su vez, ganar puntos mientras destrozamos a los vehículos enemigos, los silos (mejor hacerlo tras repostar) y los puentes, que separan cada fase y que, si nos eliminan, nos permiten empezar desde el último puente que hemos destruido (son los que más puntos valen).
En el juego tenemos, desde el principio, tres vidas. Pero, cada vez que consigamos 10.000 puntos, el juego nos regala una vida más. En las desventajas, lo único que puedo poner son los gráficos, por poner algo, ya que son de 8 bits. En cambio, el sonido está muy bien conseguido, con el ensordecedor sonido del caza, los disparos, las explosiones y el pitidito mientras repostamos, que se hace más agudo cuando el tanque ya está lleno. También nos avisa de cuando el nivel de combustible está por los suelos, instantes antes de que nos estrellemos en el agua.
En River Raid pueden jugar hasta dos personas por turnos, para ver quién es capaz de llegar más lejos (o de anotar más puntos). Una fantástica versión se lanzó para Android hace unos años, en la que, inclinando nuestro móvil hacia los lados, podemos girar el caza y, haciendo lo mismo hacia adelante o hacia atrás, podemos controlar la velocidad. ¡Ah! Y este sí tiene menú de pausa, para evitar sacrificar una vida si hace falta hacer una paradita…
Más de treinta años tuvieron que pasar para que Carol Shaw lograse su reconocimiento por tal ingenio. En los Game Awards del 2017, le dieron el premio de Icono de la Industria, precedido de un reportaje sobre sus orígenes y su estancia en Atari y Activision. Además, está casada con Ralph Merkle, que es conocido, entre otras especialidades, por ser uno de los inventores de los sistemas criptográficos de clave pública para transmitir información.