Escrito por Rubén Pareja Ramírez
Ya hacía tiempo que quería conseguir uno de estos singles en vinilo de Iron Maiden que venden en el Fnac o en El Corte Inglés. Lo malo era su precio: hasta diez euros en el Fnac (algo más barato, en cambio, en los populares grandes almacenes, por raro que parezca).
Un single (EP), para aquellos que no lo sepan, es un disco de vinilo más pequeño que los tradicionales LP’s. En él encontraremos, pues, dos canciones solamente, una por cara. Y, teniendo en cuenta que algunos elepés los podemos encontrar desde 16 euros, no era plan de gastar tanto dinero para tan poco…
Con motivo de las rebajas, en cambio, estos EP’s no llegaban a seis euros, y me convencí de que más baratos no los iba a encontrar. De esta colección hay varios títulos. Son algunos de los temas más populares del grupo inglés, que pertenecían a varios álbumes de los ochenta y, entonces, se lanzaban en single. En 2014, estos discos se reeditaron.
Un poco de historia.
Mi EP en concreto es ‘The Trooper’ (El soldado). Esta canción pertenece al álbum Piece of Mind, de 1983, el mismo año en el que se editó el single. La carátula es fantástica. Aquí aparece Eddie, que es la mascota de Iron Maiden. Tanto él como su calavera adoptan diferentes estilos en cada álbum. Aquí aparece con una chaqueta roja, vaqueros y portando la bandera británica en medio de una batalla, rodeado de varios muertos y con la muerte, portando su encantadora guadaña, al fondo.
Foto: teamrock.com
La batalla en la que se ambienta la carátula es la de Balaclava, que tuvo lugar el 25 de octubre de 1854, durante la Guerra de Crimea (1854-1856). En ella se enfrentaron rusos, ingleses, franceses y turcos (del Imperio Otomano). Y es de esta guerra también sobre lo que hablan en la canción.
‘The Trooper’ es la canción de la primera cara del disco, mientras que en la segunda encontramos ‘Cross-Eyed Mary’ (María la bizca). Esta es una versión de la canción original, que pertenece al famoso grupo rockero Jethro Tull, que se retiró en 2014. Aquí nos cuentan la historia de una chiquilla de instituto, prostituta, que hace compañía a mayores (¿se inspiraría, décadas después, Becky G para su exitoso tema?), concretamente a los que conocemos de ‘viejos verdes’.
Me dispongo a sacar mi disco de la funda y, ¿qué demonios? La abertura se encuentra arriba. Esto no es bueno, ya que, así, le caerá fácilmente polvo al disco, que luego costará quitar. De hecho, al arrimarle la manga de mi camiseta, ya se ha llenado un poco. Para guardarlo, tendré que poner la carátula de lado, de modo que la ranura quede mirando para la derecha…
El siguiente fallo que veo en el disco es la falta de indicaciones. Aunque es evidente que los discos pequeños van a 45 revoluciones por minuto (33 en el caso de los LP’S), esto siempre se indica en la carátula y en el disco, qué demonios. Un noob que jamás haya puesto un disco de estos se puede liar. De hecho, yo he estado a punto de liarme. Nada de «45 rpm» en la carátula. ¿Y en el disco? Tampoco, aparte de los créditos, la fecha y los títulos de las canciones. ¡Hala! ¡Mira el agujerito del centro! Es minúsculo, como el de los LP’s. El de los EP’s suele tener el tamaño de un tapón, pero este no.
Inserto, pues, el disco en mi flamante tocadiscos de Fisher-Price, que es de sonido mono. Pero eso no es problema para el ruido que forma. Coloco la aguja y estoy preparado para disfrutar escuchando los riffs de ‘The Trooper’ que simulan el galope de los caballos. Este tema de culto nos demuestra que, a pesar de tanto grito y tanto jaleo, las letras de las canciones de estos géneros se inspiran en hechos históricos, poesías o en pensamientos. Unas letras que requieren trabajo, a diferencia de lo que toca escuchar a diario.
La experiencia de escuchar un vinilo es inigualable, pero de esto hablaré en otro artículo. Tras haber cabalgado con Eddie a 45 revoluciones por minuto, le doy la vuelta al disco y pongo ‘Cross-eyed Mary’. Es genial el riff inicial, con los golpes de batería, que da paso a este tema versionado por Iron Maiden, en este caso, más agresivo que el de los Jethro Tull, pero que sigue estando genial. Simplemente, estos minutos son de lo más divertidos.
Y, bueno. Ya está. La aguja llega al infinito bucle del centro del disco y se terminó. El disco es súper corto, claro. Pero la ventaja que tienen estos singles es que puedes disfrutar de estas canciones más fácil y más rápidamente que si las tuvieses en un álbum. Actualmente valen 8,99 en El Corte Inglés, pero, si pillas una pequeña rebajita, el motivo y los buenos momentos (si eres rockero y, además, fan de Iron Maiden, claro) están más que justificados. Y también es un detalle ideal para cualquiera al que le guste esta mítica banda británica de rock.