Twin Peaks: regreso al misterio de David Lynch

Escrito por Rubén Pareja Ramírez

Resulta complicado creérselo ahora que Twin Peaks ha regresado con su tercera temporada, pero yo ya tenía ganas de ver la serie desde hacía tiempo. De hecho, empecé a verla hace tres años y me pareció fantástica. Pero el sinfin de contenidos que la tele nos ofrece acaba dejando muchas cosas (sobre todo si son de hace 25 años) en segundo plano y acabas siguiendo lo que ponen en el día a día.

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Foto: formulatv.com

A pesar de ello, tengo que reconocer que la fiebre «tuinpiquística» que ha traido el regreso de la serie creada por David Lynch y Mark Frost me hizo invertir parte de mi tiempo en ella. Por otro lado, estaba la cantidad de veces que mi madre me ha hablado de ella, que veía en su época (en Telecinco, allá por el 90) y a la que daba muy buen aspecto. La curiosidad, evidentemente, me pudo.

Lo primero que nos encontramos cuando nos abarcamos en esta aventura es el episodio piloto. A diferencia de los normales, que duran alrededor de 45 minutos, éste dura una hora y media. Tras la intro, con unos paisajes fantásticos y una banda sonora que hoy en día forma parte del imaginario colectivo (no menos lo forma la intro en sí), amanecemos en Twin Peaks, donde el pescador Pete se dispone a hacer su jornada, cuando se encuentra un cadáver envuelto en una bolsa de plástico, lo que le lleva a avisar al sheriff.

Tras dirigirse al lugar, éste y sus ayudantes se quedan impactados al descubrir que se trata de Laura Palmer, una chica muy conocida en el lugar. En medio de este ambiente tenso, en el que veremos sufrir a sus seres queridos al conocer la noticia, aparecen momentos de humor sabiamente dosificados que hacen más llevadera la situación. Por otra parte, la cantidad de infidelidades que hay entre muchos de los habitantes recuerda a los típicos sketches manidos de las galas que organiza Moreno para la televisión.

Para conseguir resolver el crimen de Laura, el sheriff Truman contará con la ayuda del misterioso agente del FBI Dale Cooper, que tratará de encontrar al asesino de la muchacha mediante métodos nada convencionales. Acompañado en todo momento de su grabadora (resulta raro hoy ver a alguien sin un smartphone), el agente Cooper nos sumerge en esta atmósfera mientras recalca el olor a abetos de la zona y un café que afirma que sabe delicioso.

Y así, tras informar a los pueblerinos de que el asesino de Laura, que ya se cobró antes a más víctimas, se halla en ese momento ahí, comienza esta angustiosa, intrigante y, a la vez, divertida aventura caracterizada por el surrealismo propio de David Lynch, famoso por sus películas como Terciopelo Azul (1986) o Corazón Salvaje (1990), entre una amplia trayectoria como pintor y realizador de cortos de animación.

Es muy difícil no encariñarse con muchos de los personajes que aparecen, como lo es la entrañable Lucy Moran, con su peculiar personalidad y voz; el sheriff Andy; Margaret Lanterman, más conocida como la «mujer del tronco», o Nadine Hurley, con su obsesión con las cortinas. Por el contrario, veremos a personajes dignos de odiar y de temer, incluso traicioneros, como ocurre en toda buena trama que se precie.

La primera temporada de Twin Peaks consta de tan solo ocho episodios, mientras que la segunda temporada consta de 22. Aunque suponga un pequeño spoiler, es interesante saber que en la segunda temporada conoceremos quién mató a Laura Palmer sin tener que verla entera. En cuanto a esta tercera temporada, la compondrán 18 capítulos que esperan mantener a los fieles a la serie satisfechos e igual de atentos que con las dos primeras temporadas.

Foto: elconfidencial.com

Sin embargo, gran parte del interés que existe ahora por Twin Peaks es más «postura» que real: Rafa Nadal y Sergio Ramos nos traían hace poco el regreso de la serie; en la Indy 500, ésta hizo de cortinillas publicitarias; en Twitter pones #TwinPeaks y aparece un maravilloso icono que hace referencia a la mítica y misteriosa sala que aparece (prueba, prueba) y las noticias sobre ésta no han parado de sucederse a la orden del día. Se ha convertido en una moda, como ocurre con las camisetas de «Ramones» o las de la lengua de los Rolling Stones. A pesar de ello, comparado con cosas que se han puesto y se siguen poniendo de moda, de una calidad más que discutible, es agradable ver que una serie de hace 25 años vuelve a llenar las páginas de los periódicos y a acaparar el interés, tanto de los forofos, como de la gente joven.

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