Tyler, The Creator y su embestida ecléctica

Tyler, the creator
Tyler, the creator

Como un artista que ha demostrado siempre buscar el quiebre y los extremos, el arco narrativo dentro de la carrera de Tyler, The Creator ha tomado muchísimos caminos controversiales, e incluso más de una curva que ha dejado sorprendidos hasta a sus más firmes seguidores. “Call Me If You Get Lost”, íntegramente producido y escrito por él, es una de ellas. Y, fundamentalmente, es uno de los discos que se postulan para conformar la lista de los mejores del año.

En el hip hop siempre ha habido figuras que poseyeron la característica, más allá de su talento musical, de incomodar. Es uno de los géneros, aunque no el único, que más claramente permite, convoca y celebra este tipo de conductas y construcciones. Sin embargo, con los tiempos que cambian estas figuras deben adaptarse a los nuevos vientos y los siempre mutables límites que existen en las sociedades, además de, fundamentalmente, nuevas temáticas. No es ya incomodar sino atrasar lo que algunos grandes artistas acaban consiguiendo por no querer soltar aspectos de sus personalidades atadas quizás a los primeros años del 2000 o a épocas previas. De todas formas, Tyler, The Creator vapuleó todo esto con una destreza elegante para conjurar las medidas y temáticas justas y terminar construyendo incomodidades que presionan, que hacen ruido, que definitivamente merecen ser festejadas.

En este caso, con este nuevo álbum, somos introducidos en el mundo de un nuevo personaje en su repertorio de creaciones artísticas, y desde aquel lente vemos como Sir Tyler Baudelaire expone su capacidad de recorrer los límites con claros y fuertes aires de espontaneidad, y con un estilo muy coloquial, siguiendo por momentos tan solo su hilo de pensamiento, como si estuviese tejiendo monólogos en contacto crudo con sus contradictorios virajes ciclotímicos, y por momentos casi charlando, pero siempre sin dejar de lado la estética de su sonido.

Manejando con delicadeza y maestría el eclecticismo del disco, algo complicado de lograr tocando extremos estilísticos tan distantes, Tyler, The Creator logra exitosamente controlar y moldear una continuación de dieciséis tracks que navegan una gran coherencia general. Logró esto, además, teniendo en cuenta la variedad de texturas, formas de fluir y niveles que el rapero introduce no solamente en las instrumentales y el diseño conceptual del disco sino también en su propia voz y su rapeo tan ligero y acertado. Acariciando sonidos que recuerdan por momentos al rap estadounidense del cambio de milenio, a veces a cierto reggae, a veces a cierto grime con cortes pop, o por momentos a la revolución sonora que está siendo Griselda Records en el mundo del rap en estos últimos años, entre tantos otros paralelismos para subrayar, “Call Me If You Get Lost” agrega también una serie de estelares colaboraciones. Además de a Pharrell Williams, entre muchos encontramos a Lil Uzi Vert, a Brent Faiyaz, a Domo Genesis y a Ty Dolla $ign, así como a Lil Wayne colaborando en este disco, en lo que es sin lugar a dudas uno de los highlights del álbum. Por encima de todo, un hosteo del álbum a cargo e DJ Drama aporta una interesante unidad.

Inicialmente, el arte de tapa a muchos nos pareció un eco o una referencia a “Return to the 36 chambers”, de Ol Dirty Bastard, algo que finalmente fue desmentido por Tyler, que vía Twitter aclaró que no había intencionalidad allí. Los datos (tanto su fecha como su ciudad de nacimiento, Hawthorne, California) son verdaderos en esta ficticia tarjeta de identificación para viajeros inspirada en las otorgadas en los primeros años del siglo XX. Este diseño de tapa, como ya había hecho con su anterior disco, fue creado en 4 colores distintos que están disponibles para su compra física, una vez más, todo diseñado y creado por Tyler Okonma a.k.a. Tyler, The Creator.

La carrera de Tyler, The Creator sigue ampliando más y más el territorio que recorre con su música y la forma especial en que lo hace, desde la toma de influencias para acabar creando su propio estilo y, más único aún, su propia forma de crecer. Parece, cada vez más, que cada álbum implicó un tiempo de reconocimiento artístico para avanzar con más fuerza hacia destinos poco explorados, tanto en lo lírico como en los ángulos desde los que lo plasma. Aunque en este álbum sí podemos ver cierto regreso victorioso a aspectos más hiphopper que le conocíamos hace ya mucho tiempo y que quizás eligió dejar un tanto de lado en estos últimos años, a la vez generando conciliación entre sus dos más grandes facetas.

Luego de unos excelentes diez años de música y de haber alcanzado gran éxito con su disco “IGOR” (ganador de un premio Grammy y #1 en los Estados Unidos), Tyler nos recuerda que, como pocos artistas actuales, hasta sus seguidores más aguerridos y apegados a sus pasadas obras debemos mantenernos atentos y no esperar más de lo mismo. Por tremendamente bueno que sea aquello, Tyler toma sus experiencias como influencia, mas no es un artista que mire demasiado hacia atrás, siempre adelante, y si a alguien no le gusta que se mueva del camino. Y si no es así, tendrá que tolerar cosas como este álbum: embestidas de talento y un excelso manejo de una consistente diversidad y afinada coherencia artística.

Foto de Portada: Fotograma Videoclip Lumberjack de Tyler, The Creator

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