Una liebre en el camino

'Precioso veneno' es una obra sobre magia, soledad, envidias, rencores y misterio donde las creencias, las supersticiones y la avaricia marcan la vida de los personajes.
precioso veneno

Precioso veneno (Trotalibros Editorial, 2023, con traducción al castellano de Carmen Francí) coge su título de un verso de El paraíso perdido de John Milton, un paraíso que Prudence, la protagonista de esta novela, recuerda. Ella es una mujer que, ahora, en la vejez, decide mirar atrás y ver qué fue su vida. Debido a su labio leporino, pensaba que todas las chicas de su pueblo se casarían, hasta la menos agraciada, menos ella. Su madre, a raíz de esto, siempre le decía: «Pero ¿qué culpa tengo yo de que una liebre se cruzara en mi camino?». Aunque deseó ser amada, siempre sufrió rechazo.

La Bella Julieta

Esta novela de Mary Webb (1881-1927) se publicó originalmente en 1924 a partir de la añoranza de su municipio natal y de la enfermedad que provocó su muerte prematura. De hecho, al final de esta novela, la protagonista, ya en la vejez, reconoce atisbar cercana la muerte y sorprende ver que la autora fallecería tres años después de publicarla, como si se tratara de una premonición. Dividida en cuatro partes, Prudence vive junto a su madre y su hermano Gideon, quien anhela riquezas y se promete con la hija del brujo Beguildy, pero este lo maldice.

La humanidad es insignificante para todo el saber que se nos escapa, piensa Prudence. Ella y Gideon, de pequeños, desearon ser hijos del brujo Beguildy, ya que este no respetaba los ritos religiosos y su padre, por el contrario, les obligaba a seguirlos y les maltrataba. Al menos, Beguildy enseña a leer y escribir a Prudence, aunque ella acude un día para pedirle que le enseñe a contentarse con lo que uno tiene, pero Beguildy no puede hacerlo. «La gente es amable cuando lo sabe todo y saber solo una parte es peor que no saber nada», piensa Prudence. Para colmo, la aguja de la iglesia se reflejaba en la laguna y apuntaba a su casa como un dedo señalador de Dios. Como si quisiera castigar el materialismo y la vanidad de Gideon, en contraste con Prudence, que aspira a la felicidad y reconoce que el dinero que anhela su hermano es un precioso veneno.

Ella asegura que no ha olvidado los sucesos de su infancia, y el presente los revive. Cuando eran jóvenes, ella pensaba en el presente, mientras que su hermano pensaba en el futuro. Como dice uno de los personajes, el futuro está con el pasado, detrás del tiempo. Por otro lado, no poseer la belleza la atormenta hasta blasfemar. Si no tuviera ese labio leporino, dice, «no habría conocido nunca la gloria que hay al otro lado del silencio». Prudence reflexiona sobre la carne y sobre cómo los hombres, según ella, se quedan con las mujeres que no se preocupan mucho por su cuerpo, y defiende que a menudo es más fácil morir que quedar en ridículo por amor.

Precioso veneno es una obra sobre magia, soledad, envidias, rencores y misterio donde las creencias, las supersticiones y la avaricia marcan la vida de los personajes. Aquí, todos parecen tocados con alguna maldición, lo que nos hace plantearnos si el ser humano está limpio de impurezas. Prudence aprende que a veces damos importancia a cosas que no la tenían para nosotros cuando vemos que otros sí se la dan. Igual que las mieses, sembramos sentimientos y actitudes en los demás que luego recogemos. Ella se recrea en las descripciones y en hablar del cereal o los pastos porque reconoce que «cuando vives en una casa que no te gusta, miras por la ventana mucho más que aquellos que están contentos con su morada». Mientras contempla el exterior, espera no ver cruzarse una liebre que le haga recordar la desdicha que arrastrará para siempre.

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