Vamos bien, España

'Tu sueño imperios han sido' es un relato escrito por Álvaro Enrigue sobre qué podía haber sucedido y su consecuente cambio en la historia.
tu sueño imperios han sido

El 8 de noviembre de 1519, Moctezuma recibe a Hernán Cortés, llegado desde España. Es el encuentro de dos mundos diferentes, dos imperios, dos idiomas. Tu sueño imperios han sido (Anagrama, 2022) es una novela en torno a este encuentro, desde que Hernán Cortés llega unos días antes a América con nueve capitanes, dos traductores, su tropa y sus caballos. La mujer de Moctezuma los recibe y agasaja, y se alojan en el palacio mientras esperan.

La Bella Julieta

Esta novela de Álvaro Enrigue (México, 1969) es una ucronía, una historia sobre qué podía haber sucedido y su consecuente cambio en la historia. Dividido en cuatro partes, entre la siesta de Moctezuma y el sueño de Cortés, la obra explora el alcance del poder y de la violencia. Entre los personajes se encuentran los caxtiltecas, la forma en que los mexicanos llamaban a los procedentes de Castilla, y los tenochcas, que son Moctezuma y su séquito. Tras un primer encuentro, ambos imperios intercambian impresiones y negocios entre frases como «Vamos bien, España», cuando en realidad no piensan que vayan por buen camino. Se trata de una primera conversación de difícil traducción y escasa comunicación, además de un choque cultural inconmensurable.

Cortés y los suyos han de entender que lo importante no es cómo llegar a Tenochtitlán, sino cómo salir de allí. Una ciudad, Tenochtitlán, que habría sido el sueño de Michelangelo Buonarroti, según el narrador, por sus trazos rectilíneos y su higiene obsesiva y carente de desorden. Además, no son conscientes de lo ridículos que resultan los españoles para los autóctonos ni lo melodramáticos que son —y las tradiciones incomprensibles, como los sacrificios, que tienen— los autóctonos para los ojos españoles. Durante unos días, se miden de forma inconsciente y supervisan sus respectivas competencias y absurdeces. También hay intereses de un imperio y de otro, así como de personajes particulares. Malinche, por ejemplo, en esta historia quiere convencer a Cortés para algún día convertirse en reina de una ciudad azteca.

Los españoles no habían llegado a Tenochtitlán solos, sino acompañados por ejércitos enemigos de Moctezuma, por lo que este debe lidiar, aunque lo hace con parsimonia, con varios frentes abiertos a la vez. Los españoles habían atravesado enfermedades, violencia, sangre y muerte, pero habían seguido siempre hacia adelante, arrastrando consigo tropas y pueblos hasta llegar a su objetivo. Lo hicieron sin demora porque, como dice uno de los personajes, «mi alma no descansa porque los ojos de la muerte no tienen párpados».

Esta historia es casi un poema épico, por la forma más que por el fondo, y está compuesta solo por narración, pues tiene diálogos escasos y están intercalados. Alterna escenas de Cortés y los suyos con las de Moctezuma. Por otro lado, tiene un toque de humor y absurdo debido a lo poco que parecen entenderse y a los intercambios lingüísticos, paralingüísticos y corporales que no comparten. Es una obra que guarda interés por el episodio histórico que representa, para ver qué elementos nuevos descubre el autor a través de la ficción que introduce.

Enrigue parte y reparte entre las partes y no deja títere con cabeza. «La autoridad, en México, siempre ha emanado del chancletazo», se dice en la narración. «Si hay algo en lo que españoles y mexicanos siempre han estado de acuerdo es en que cualquiera sabe más del arte de gobernar que el gobierno», se añade. El final, precipitado, lleva a un desenlace trepidante. Se trata de una novela de arquitectura borgeana, como dice el autor al final del libro, y el título es un verso de La vida es sueño, de Calderón de la Barca.

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