Antron McCray, Raymond Santana, Kevin Richardson, Yusef Salaam y Korey Wise tenían entre 14 y 16 años cuando fueron condenados injustamente por una violación y una agresión que nunca cometieron. El caso estuvo plagado de irregularidades y sin pruebas suficientes fueron llevados a prisión con penas que variaban de entre los 7 y los 13 años.
En este caso no hablamos de ficción, la miniserie, dirigida por Ava DuVerney expuesta en Netflix en cuatro capítulos de poco más de una hora, cuenta la verdad del suceso que tuvo lugar en 1989 en Nueva York. Trisha Meili, una mujer blanca que recorría Central Park la noche del 19 de abril de 1989, fue violada y agredida, pero no por “los 5 de Central Park” (nombre que recibieron los acusados por parte de la prensa), sino por Matías Reyes, que confesó ser el autor de los hechos en 2002.
Lo más importante y que no he dicho hasta ahora es que de los cinco jóvenes condenados cuatro eran afroamericanos y uno hispano, y digo importante porque este aspecto influyó en gran medida en que se perpetraran muchas de las injusticias que rodearon a este caso.
Se trata de una serie dura de ver, especialmente el último episodio. En él se muestra el infierno por el que tuvo que pasar Korey Wise, el único de los cinco chicos que tenía 16 años, motivo por el que fue separado del resto y enviado a prisiones de adultos mucho más peligrosas.
A pesar de la dureza de algunas escenas es necesario ver esta serie por diversos motivos. En primer lugar, porque aquellos chicos (ya hombres) vieron manchado su nombre durante mucho tiempo. Por lo que resulta imprescindible ver la realidad de lo que sucedió y que sus nombres dejen de estar relacionados definitivamente con la palabra “violador”. Por otro lado, hay que ser conscientes de los actos racistas que se cometían (y se siguen cometiendo) en Estados Unidos y en otras zonas del mundo y utilizar los medios que tenemos a nuestro alcance para que dejen de producirse.