‘Years and Years’: El futuro ya está aquí

La nueva joya de Russell T. Davies (Doctor Who, Queer as Folk…), coproducida por la BBC y HBO, nos presenta una distopía que relata el futuro más próximo de una manera terroríficamente realista.

Como si de un capítulo (de los buenos) de Black Mirror se tratara, el piloto de Years and Years nos catapulta hasta 2024 mostrándonos un panorama demasiado factible y poco esperanzador: Donald Trump repite mandato, las tensiones entre China y Estados Unidos han provocado una guerra, Rusia ha invadido Ucrania, la crisis de los refugiados se ha agravado, los populismos ascienden en todo el mundo, los efectos del cambio climático ya son irreversibles y un largo etcétera de hechos que, más que distópicos, parecen que simplemente están por venir.

Si Black Mirror conseguía proponer dilemas morales futuristas y debates sobre el progreso de la tecnología, Years and Years también lo hace y, además, logra acortar esa perspectiva lejana, no sólo con la poca distancia temporal, sino también con la verosimilitud de la trama que sitúa al espectador en el centro de un cuadro tan palpable que asusta.

Russell T. Davies nos introduce su distopía más política, que avanza de año en año, de mano de los Lyons, una familia británica poco convencional formada por cuatro hermanos: Danny (Russell Tovey), un funcionario del ayuntamiento homosexual; Stephen (Rory Kinnear), un asesor financiero casado con una mujer negra, Celeste (T’Nia Miller), también contable; Rosie (Ruth Madeley), una madre soltera con espina bífida; y Edith (Jessica Hynes), una activista humanitaria.

A lo largo de los seis episodios que nos ofrece esta maravillosa, hasta el momento, miniserie, Davis consigue pintarnos un paisaje en el que nada nos parece remoto ni imposible. Nos hace reflexionar sobre asuntos como la omnipresencia tecnológica o el poder arrasador de los populismos y, además, lo logra mediante los entresijos del drama familiar de los Lyons que humaniza la trama de una manera bellísima y emocionante.

Years and Years, más que una ficción, parece un aviso. Una advertencia y, sobre todo, un repaso inaudito a nuestra conciencia colectiva. Está en nuestras manos. El futuro ya está aquí.

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