Manuscritos no solicitados (Jot Down Books, 2025) es un libro de ficción, aunque hay quien cree que no, y es que Miguel Alcázar (Albacete, 1987) lo hace todo tan verosímil que es fácil confundirse. En esta obra, se compilan opiniones breves, casi todas de un par de páginas, sobre cien manuscritos no solicitados que ha recibido, a lo largo del tiempo, una supuesta agencia literaria prestigiosa. Actualmente en el panorama literario, gran parte de los libros que se publican no proceden de manuscritos no solicitados que llegan a agencias o editoriales, y a los que no se presta atención. Sin embargo, igual que se escribe sobre lo que se ve, también debe escribirse sobre lo que no se ve y sobre los manuscritos que no salen a la luz y que aquí sirven para ser comentados, pues van desde lo entrañable a lo inquietante, como reflejan los títulos de los dos primeros capítulos, pasando por el romance, la historia o la autoayuda, entre otros muchos.

Para publicar un libro, no es imprescindible tener un agente literario, pero es una opción. Otra opción, como diría Jorge Luis Borges, aquí citado, sobre su padre, es tener el buen gusto de no publicar. En ocasiones, un libro no se publica porque no se sabe cómo encuadrarlo en el mundo y el mercado editoriales al ser excéntrico, extraño o inclasificable. Aquí hay historias que van desde las aventuras de cuatro amigas herramientas que conviven en una ferretería hasta una donde se plantea la hipótesis de que Ciudad Real no exista y sea una conspiración geopolítica del tardofranquismo, mezclando desde lo autobiográfico o autorreferencial hasta la imaginación más exuberante. Además de estos comentarios, Alcázar incluye entrevistas breves, de nuevo de un par de páginas, a algunos de los autores de dichos manuscritos.
Una historia gira en torno a un urinario que en realidad es una máquina del tiempo, y está escrita a dos columnas, y otra expone que los partidos popular y socialista llegan a un acuerdo para ponerle letra al himno de España. Hay incluso una novela escrita por ChatGPT, que sirve de excusa para que el compilador muestre su rechazo a que las IAs creen contenido literario. Pero hay mucho más: una ucronía donde Federico García Lorca sobrevive al fusilamiento y lidera muchas operaciones contra Franco o, en su defecto, el aparato dictatorial; un Edgar Allan Poe que se reencarna en un manifestante del 11-M, e incluso una propuesta editorial para publicar un catálogo de Leroy Merlín.
Entre historia e historia, entre delirio y delirio, el compilador de estas opiniones profundiza en el sector editorial para lanzar algunos mensajes, como cuando anima a salir de la zona de confort porque así podremos ampliar nuestra visión de las novedades literarias y descubrir novelas que puedan gustarnos. Asimismo, invita a reflexionar sobre si los manuscritos son inadecuados para publicarse por sí mismos o bien por la época en que se han escrito o enviado a la editorial o la agencia, pues podrían haber tenido cabida en otro momento histórico. También es un retrato sociológico de las personas que escriben y envían estos manuscritos, como aquella mujer que renunció a sus sueños de juventud, a un puesto de trabajo y a una pareja por dedicarse a la poesía y, sin embargo, no consiguió que nadie le publicara nada.
Manuscritos no solicitados es una novela que por unas razones o por otras no deja indiferente al lector, aunque quizás no sea un libro para leerlo de seguido, sino para dosificarlo, debido a la cantidad de historias tan diferentes que contiene. Las novelas potenciales que se envían a editoriales o agencias suelen ser ignoradas y no se publican, pero influyen en los editores o en aquellos que las descartan, pues, a partir de ellos, aprenden a tomar mejores decisiones y a saber qué debe publicarse y qué no. Gracias a esta obra, se advierten detalles que pueden pasar desapercibidos en otros contextos, como la obsesión de muchos escritores españoles inéditos por usar seudónimos en inglés, lo que da muestra de la influencia anglosajona. Asimismo, hay una crítica a las editoriales que apuestan por obras literarias más por compadreo con el autor o porque tenga un padrino que por calidad. Al fin y al cabo, el sector editorial se mueve por tendencias y modas. Este libro contiene algo de humor, pero no solo eso, pues también hay algo de tragedia, como en la historia del autor que se suicidó con treinta y cinco años por no poder publicar su manuscrito no solicitado.