En la primera temporada de ‘Cleptómanas’ pudimos ver como tres chicas adolescentes que aparentemente no tenían nada en común se acaban convirtiendo en amigas inseparables. Unidas por las reuniones para cleptómanos a las que tienen que acudir, acaban viviendo experiencias juntas que las hacen conectar aún más. En esta segunda temporada, que se estrenó en agosto en Netflix, vemos la continuación de una serie que pretende ser muy reivindicativa, pero que al final no deja de ser una serie adolescente más.
Esta segunda temporada nos permite conocer aún más a sus tres personajes principales (Tabitha, Moe y Elodie), pero empezaremos hablando de Tabitha. Tabitha se presentó en un principio como una chica mimada que tiene todo lo que quiere, la típica chica popular de instituto que tiene al novio perfecto (que nunca es tan perfecto) y a unas amigas un tanto repelentes. Sin embargo, la vida de Tabitha cambia cuando decide dejar de fingir esa falsa felicidad y termina la relación con su novio que en realidad es un maltratador.
El personaje de Tabitha es el que más evoluciona episodio tras episodio. Vemos a una chica que va de relación en relación porque no sabe estar sola y que finalmente aprende que para querer bien a los demás primero debe quererse a ella misma. En definitiva, una búsqueda de amor propio.
Moe, por su parte, tiene que lidiar en esta nueva temporada con la salida de la cárcel de su padre y sus problemas de pareja con Noah. Se trata de una tía impulsiva, con una gran personalidad y muy feminista. Hace reflexiones tales como que la lencería se debe usar porque a ti te guste y no para agradar a tu pareja, cosas que parecen obvias, pero que luego a la hora de la realidad no están tan claras como parece.
Por último, pero no menos importante, tenemos a Elodie. Es la nueva de la clase y la más inocente de las tres. En esta nueva temporada tiene que hacer frente a la desconfianza de su padre, a su adicción a robar y a un nuevo amor.
Aunque siempre es beneficioso y necesario que se lancen mensajes de amor propio, de rechazo a la violencia o de igualdad, se tratan de abordar tantos problemas y aspectos diferentes en esta serie (feminismo, amor propio, racismo, violencia de género, cleptomanía, el peligro de las redes sociales…) que no se llega a profundizar en ninguno y eso le hace recurrir a los clichés típicos de las series adolescentes. Aun así, la temporada, con diez capítulos de veinte minutos cada uno, engancha fácilmente y es perfecta si lo que quieres es pegarte un maratón.
Ya que la serie se llama ‘Cleptómanas’ y que dos de las tres chicas tienen problemas con el robo, me habría gustado que se hubiese hecho más hincapié en esta adicción, que tiene menos visibilidad por lo general que otras. Lo único que se muestra de la cleptomanía son las reuniones a las que veces van y cómo hacen las chicas para robar, pero no se muestra cómo esta adicción les puede afectar, ni cómo salir de ella. Así, al darle más importancia a problemas amorosos en lugar de a una adicción no tan conocida, se convierte en una serie adolescente más, pero de carácter reivindicativo.