La tragedia del Holocausto se ha acabado convirtiendo en un subgénero de los filmes que se ambientan en la Segunda Guerra Mundial. Hay tantos trabajos ya realizados que, para que uno tenga impacto y pueda sorprender, necesita contar con un elemento distintivo que deje con la boca abierta.
El fotógrafo de Mauthausen nos presenta la historia de Francesc Boix, un republicano catalán que terminó preso en el campo de concentración de Mauthausen al exiliarse en Francia y toparse con el avance alemán. Boix logró sobrevivir gracias a sus dotes como fotógrafo y, cuando todo terminó, consiguió probar la implicación de altos cargos nazis en aquel horror gracias a decenas de negativos ocultados a lo largo de los años.
Mar Targarona, responsable del filme Secuestro (2016), sabe retratar de manera perfecta el infierno del Holocausto contando una historia que no habíamos escuchado antes en un escenario que estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla. Lo que le falta a El fotógrafo de Mauthausen es ser más rotunda, impactante y desagradable, ya que da la sensación de que se queda corta en muchos aspectos.
Mario Casas logra ponerse en la piel de Boix gracias al maquillaje y a una importante pérdida de peso, pero le falta contundencia en la expresión y cambiar su tono, que parece ser siempre el mismo. A destacar el trabajo de Alain Hernández, que no deja de sorprender en cada papel que interpreta, todos muy distintos. El fotógrafo de Mauthausen no es una obra menor del Holocausto, pero está lejos de competir con grandes títulos que nos ha dejado este escenario.
Valoración: 3/5
Lo mejor: Conocer la interesante historia de Francesc Boix
Lo peor: Le falta tener la capacidad para remover conciencias