Disney sigue empeñada en dejar las historias originales a un segundo plano y apostar por remakes de sus clásicos. En esta ocasión, el estudio parecía que no quería jugar sobre seguro y que pretendía presentar en Cruella una historia que ya conocíamos desde un enfoque distinto y más adulto. Para el proyecto decidieron confiar en Craig Gillespie (director de la fabulosa Yo, Tonya) y en dos actrices que forman un potente duelo de divas: Emma Stone y Emma Thompson. Con todos estos elementos, Cruella partía de una premisa bastante interesante y, aunque logra ofrecer un producto entretenido y más que digno, desgraciadamente cae en el corsé Disney del que cada vez es más difícil salir.
Cruella explora los rebeldes comienzos de Cruella de Vil, una de las villanas más icónicas del cine y que es famosa por su elegancia. El filme se ambienta en el Londres de los años 70 en plena revolución del punk rock y sigue a Estella, joven que, debido a una serie de acontecimientos, empieza a desarrollar un lado malvado y a convertirse en la estridente Cruella.
Cuando se anunció este proyecto y pudimos ver sus primeros avances, todos lo recibimos con mucha ilusión al parecer que por fin Disney había innovado. ¿Se atreverían a hacer una película oscura sobre Cruella de Vil y toda su locura? No exactamente. Disney da un paso más con Cruella de lo que hizo con Maléfica, pero su encorsetada y nada revolucionaria estructura narrativa hace que la película se quede a medio gas y que, aunque tenga un ritmo bastante notable, no termina de despegar. A Cruella le pegaba ser más gamberra, una propuesta no apta para todos los públicos y que se metiera de lleno en narrar qué lleva a Estella convertirse en Cruella, pero Disney no está dispuesto a decir adiós a su concepto de cine apto para todos los públicos y concebido para agradar a todo tipo de espectadores.
El filme protagonizado por Emma Stone sí que relata el trauma del personaje que le lleva a buscar venganza, pero es imposible desarrollar un concepto interesante si Disney pone en todo momento el freno y se limita a seguir su patrón argumental. ¿Es Cruella oscura? Sí. ¿Debería ser más siniestra y generar más mal rollo? También
No obstante, Cruella cuenta con elementos bastante positivos que lo hacen de un producto digno ara animar a visitar las salas de cine. Además de su cuidadísima estética y de un impecable diseño de producción, el filme nos muestra un gran duelo interpretativo entre Emma Stone y Emma Thompson, esta última con un personaje bastante bien construido y que nos recuerda a los jefes más despiadados de la historia del cine, una especie de Miranda Priestly aunque no tan icónica. La música también cuenta con una gran importancia en el filme, encajando en el pun rock de los 70 en el que se quiere enmarcar el filme.
Cuando uno termina de ver Cruella, sale con la sensación de haber visto un producto muy entretenido y nada tedioso pese a sus 134 minutos de duración, pero que no le ha aportado nada nuevo. Disney tenía la oportunidad de escaparse de su concepto «nice» y correcto para ofrecer una explosión punk totalmente innovadora y desgraciadamente esto no ocurre. Si esperas que Cruella te ofrezca un trasfondo de personaje como lo hacía Joker, mejor espera sentado. Disney no ha querido dar el paso teniendo una oportunidad de oro, demostrando que la innovación no es, de momento, una opción para ellos.
Valoración: 3/5
Lo mejor: El duelo actoral de las dos Emmas y el poder de su vestuario y de la música para convertirse en dos protagonistas más
Lo peor: Que pierda una oportunidad de oro para innovar y ofrecernos un punto más oscuro y menos infantil que se escape de lo que todos conocemos de Disney