En 1999 se celebró el casting para elegir al actor que interpretaría a Harry Potter en el comienzo de este personaje en el cine. El elegido fue Daniel Radcliffe, pero ¿quién quedó como finalista? Número dos (Alfaguara, 2022, con traducción al castellano de Regina López Muñoz) narra la vida de Martin Hill, el chico que se disputó el personaje con Radcliffe y que terminó perdiendo la oportunidad. Esta derrota, junto a otros sucesos familiares, supuso un drama cruel que marcó el devenir de su vida y que le hizo alejarse todo lo posible de lo relacionado con la saga literaria y cinematográfica.
Esta novela de David Foenkinos (París, 1974) fue ganadora del Prix Nice Baie des Anges y está compuesta por elementos reales, pero con hechos ficticios. Harry Potter solo es un pretexto para construir una novela adictiva sobre aquello que pudo ser y no fue, el sentimiento de frustración, la sensación de fracaso y el hundimiento de una vida tormentosa, así como la manera en que se arrastran durante la adultez las heridas de la infancia. Martin Hill, en la novela, recuerda su niñez antes del casting como una época feliz. Tenía diez años y todo estaba en armonía, hasta que sus padres se divorciaron. Luego, apareció esta oportunidad que al final se truncó y le sumergió en un estado de profunda melancolía.
«Una de las diversas formas de ser feliz consiste en modificar la realidad», se dice en la novela. Sin embargo, no sabemos qué marca nuestro camino, el azar o el destino. Además, en estas páginas hay un amplio elenco de personajes cuyas vidas están llenas de adversidades, superación y aprendizaje. Se dice que el primer tomo de Harry Potter comienza con dos emociones: la tristeza y el deslumbramiento, por este orden. Sin embargo, la vida de Martin Hill parece haber tenido esas dos emociones en sentido inverso: primero deslumbramiento por la oportunidad y después tristeza por el fracaso.
Cuando Hill, ya adolescente, un tiempo después del fracaso, se marcha a París sin intención de volver a Londres, se percibe en él un profundísimo trauma y frustración: un personaje roto en mil pedazos. Tuvo que soportar, durante toda su adolescencia y juventud, la publicidad y el estreno de toda la saga tanto en libros como en películas y el merchandising en torno a ella. Todo ello le causaba un enorme dolor e invitaba a la reflexión sobre cómo la vida nos pone por delante cosas y luego nos las quita.
Mucha gente asociaba a Hill con Harry Potter por su increíble parecido físico sin saber que se había quedado a las puertas de interpretar al personaje en la gran pantalla. También los comparaban por el don que Hill parecía tener para soñar su vida en lugar de vivirla. Su vida empieza a convertirse en la de Harry Potter en el mal sentido, el de los maltratos que el personaje sufre en el seno familiar. Cuando los que supuestamente deben protegerte y cuidarte son aquellos que te humillan, se genera un trauma inconmensurable. «Puede que la vida humana se resuma en eso, en una incesante experimentación de la desilusión, para desembocar con más o menos suerte en la gestión del dolor», se dice en un momento de la novela. Hill se pregunta si para dejar de sentir dolor por algo necesita sufrir por otra cosa, y si solo esa escalada de sufrimiento es capaz de mitigar los sucesos de su vida.
Número dos es una novela que engancha. Es una defensa de los fracasados o frustrados, o al menos que así se ven, y que permanecen en el anonimato relegados a una posición inferior o menos importante con respecto a quien tienen por encima. Por ejemplo, aquellos cuadros que comparten sala con la Mona Lisa en el Louvre y que, ante la atención que se le presta a esta, quedan ignorados. Asimismo, habla acerca de cómo percibimos nuestra vida y la de los demás, puesto que a veces aquellos a los que envidiamos en realidad sufren y sus vidas no son tan buenas ni prósperas como parecen, y pueden incluso envidiarnos a nosotros.