La artista jerezana nos presenta un repertorio de obras pictóricas que se traducen como auténticas reminiscencias y evocaciones respecto a la búsqueda de la pura emocionalidad, enraizada y mestizada con continuas referencias andaluzas y musicales, a través de una estética que recuerda a las obras del Picasso más expresionistas o a la oscuridad simbólica de Francis Bacon. Por ello, sus obras son protagonizadas por escenas cotidianas rebosantes de cierta melancolía y nostalgia a través de personajes iconográficos encarnados por músicos o almas solitarias con tintes cubistas y expresionistas.
Cursó sus estudios universitarios en Granada, y declara que lo que realmente le supuso un punto de inflexión fue su estancia Erasmus en un pueblo de Bulgaria llamado Veliko Tarnovo donde, en palabras de la artista, “tuvo la oportunidad de conocer un modo de vida totalmente diferente al suyo”. Tras finalizar la carrera, realizó cursos relacionados con el ámbito de la escenografía de teatro, para luego estudiar un grado de arquitectura efímera en la escuela de arte.
Posteriormente abrió paso a una etapa introspectiva en la tentativa de vivir su vida sin rumbo fijo, lo que le permitió cuestionarse y reflexionar a nivel vital y artístico, hasta concluir que realmente lo que había sido una constante en su vida era el arte, el dibujo, por lo que decidió emprender con esfuerzo su trayectoria creativa de manera que pudiera desarrollarse, crecer y vivir de ello. Actualmente trabaja en un pequeño taller donde imparte clases de dibujo, pintura y grabado, compaginándolo con numerosos proyectos personales.
Hablamos con ella sobre su producción y concepción artística, así como la escena y fenómeno contemporáneos de esta generación.
En sus obras puede denotarse una gran evocación a sus raíces andaluzas en cuanto a estética e iconografía. ¿Con qué intencionalidad desemboca esta imaginería en ellas?
La iconografía de mis raíces andaluzas ha surgido inevitablemente a través de mi experiencia personal y con la intención de mostrar una visión humilde de la vida, de las cosas que aparentemente no trascienden. Cojo lo que hay alrededor y lo plasmo, le doy voz a lo que no tiene importancia a simple vista, a lo cotidiano.
Estos cuadros nacen de la necesidad de evasión de los problemas fundamentes de la sociedad y del descontento de pertenecer a un momento de la historia que desconcierta a toda una generación.
En realidad, describir las razones por las que uno elige pintar algo es difícil. Pero si hay una intención clara que puedo sacar de la maraña de pensamientos, es el poder destacar al personaje anónimo y darle voz. Es una reacción en contraste con los exorbitantes actos, cada vez más comunes, de personajes públicos.
Siguiendo con la pregunta anterior, ¿qué elementos de su contexto autóctono considera mayormente influyentes en su vida y obra?
En mi vida y mis pinturas, me influye aquello que en teoría carece de interés, lo anodino. Esto me parece lo más importante y a su vez es lo más extraordinario.
Una de las situaciones que más me gusta representar es la interacción entre los personajes y su entorno y entre ellos mismos, los lugares de reunión, lo que hacemos en nuestros ratos libres y como el entorno dicta o cambia lo que hacemos en el día a día.
Me gusta representar el carácter, la gesticularidad y los elementos que conforman mi imaginario andaluz son mis inspiraciones a la hora de crear.
La vida cotidiana se presenta como un tema constante en su producción. ¿Desde qué visión o perspectiva pretende mostrarla?
Con una visión dual y contradictoria. Por un lado es una alabanza a este tipo de vida, la autodestrucción, el culto a la diversión y a la música, pero también lo critico como una vía de escape fácil con la que una persona elude afrontarse a las dificultades. La gratitud momentánea frente a la que conlleva un esfuerzo real. Veo fundamentales ambas partes, para mí una no tiene ni más ni menos importancia que la otra.
¿Cuáles serían los elementos o conceptos definitorios que conforman y parten de la esencia de sus obras?
Primero creo un espacio, sitúo el punto de vista del espectador y luego desarrollo la acción. En esta composición suelen aparecer una serie de elementos: mesas, barras, botellas y vasos vacíos y ceniceros llenos. Las superficies las considero muy importantes ya que ahí es donde toman lugar la mayoría de las acciones y funcionan de soporte para relacionarnos. Pero lo más importante es la interrelación de los personajes, la acción de la escena.
Incluyo a los personajes y objetos, me olvido de los edificios, tan presentes en mi obra anterior, buscando algo con lo que sentirme identificada en mi obra, representándome y representando mi entorno de forma humilde, tal y como lo siento.
Esto lo hago a través de la interacción de los personajes y objetos del día a día representados con una gran carga simbólica, e intentando desmarcarme de mostrar un producto, algo perfecto o algo superficial.
¿De qué manera se inspira e inicia su proceso de creación artística?
Una nueva técnica suele ser la catalizadora de iniciar un nuevo proceso de creación. La témpera, me abrió la posibilidad de saltarme todas las reglas de la acuarela, técnica con la que trabajaba anteriormente, y en este caso me ayudó a representar lo que llevaba mucho tiempo buscando, la integración de personajes y contar historias a través de ellos. A partir de ese punto, trabajo con momentos vividos e imaginados, cargados de sentimientos contradictorios: alegría, tristeza, soledad, euforia…
He ido observando y eligiendo elementos que forman parte de mi imaginario diario y les otorgo significados. Aunque esos significados no sean definidos siempre evocan cierto simbolismo.
Soy consciente que el proceso de creación artística es algo progresivo y constante. Analizo lo que veo, lo que creo que funciona y lo que no funciona en el trabajo de otros artistas y en el mío propio. Busco lenguajes visuales para expresarme, practico, experimento con técnicas diferentes.
Llevaba mucho tiempo representando objetos sin vida del día a día y llego el momento en el que sentí la necesidad de incluir personajes para darle historias y vida a estos objetos. Eran las herramientas necesarias para contar lo que quería plasmar.
¿Cuáles son las figuras o corrientes artísticas que más influyen en su trayectoria?
Como principales referentes del mundo de la pintura destacaría a Picasso y a su etapa expresionista, Francis Bacon con su visceralidad y crudeza y toda la pintura del barroco, fijándome en sus composiciones dinámicas, expresiones dramáticas y fondos oscuros. Las temáticas que inspiraban en esta época como el bodegón o realismo social son también parte fundamental de mi trabajo.
Me gustaría destacar que de donde me llega casi siempre la inspiración es desde otros medios artísticos como la música o el cine. Trasladar su lenguaje al mundo bidimensional de la pintura a través de la luz, la perspectiva y la composición, para mí es un reto.
El cromatismo de sus obras se reduce al uso de colores fríos y terrosos que oscilan entre azules, grises, negros y rojizos. ¿Qué significación y connotaciones simbólicas les atribuye?
El contraste del blanco y el negro es central en mi trabajo, pero el color le añade toda la información sobre lo más significativo de mi realidad. Son seleccionados a conciencia y dan vida a los objetos, mostrando los colores que me rodean y son más representativos en mi vida.
Los colores son utilizados para guiar la melancolía, la invisibilidad y el lado oscuro de la evasión en compañía. El color terroso es el de las azoteas andaluzas, donde se encuentra el aire, el cielo, en definitiva el exterior en tu propia casa. Me he reunido y divertido mucho en azoteas, forman parte de mi paisaje cotidiano. El marrón oscuro tirando a rojizo, típico de la escena del tabanco jerezano. El gris de la ciudad y el celeste saturado que lo utilizo como representación de la modernidad.
La música se podría traducir como el hilo conductor y germen de toda una serie de escenas de canto, instrumentos y aspectos mayoritariamente flamencos. ¿De qué manera el flamenco reafirma o repercute en la ideología de su obra?
Pinto músicos para sentirme de alguna manera dentro de ese mundo en el que no puedo participar ya que no toco instrumentos. Soy espectadora, y si me incluyo en las escenas de forma simbólica me represento desubicada, fuera de lugar. No sentirme capaz de participar de manera activa en el mundo de la música viviendo rodeada de instrumentos y de músicos hizo aún más fuerte la necesidad de plasmarlo.
Vivir rodeada de música en Jerez es vivir rodeada de flamenco. El flamenco la envuelve. Forma parte de la idiosincrasia de esta ciudad y crea un ambiente especial en ella.
La espontaneidad y la impronta del flamenco es algo que quiero trasladar a la pintura. Su composición y su forma de reunirse y crear música. Tan terrenal y tribal. Re-descubrir lo puro, los tabancos, la nueva escena Jerezana. Es una parte fundamental de mi cultura y nuestra forma de ser.
Mi trabajo representa un punto de vista donde se ejecutan actuaciones anónimas que forman parte de escenas cotidianas jerezanas. Algo que está aquí conmigo, disponible, casi siempre de forma espontánea e improvisada. Es bastante espectacular. Quiero darle importancia, hacer un homenaje a artistas y bailaores anónimos en ambientes casuales.
Todo esto forma parte de un ‘anti imaginario’ off-line que rechaza mi consumo diario de información e imágenes a través de las redes sociales. Mi obra es una reacción y respuesta que contrasta con la visión global poco realista que nos guía de manera tramposa día a día.
¿Qué piensa sobre el panorama artístico actual?
Consumo arte a través de la conocida plataforma social Instagram, me parece una herramienta realmente útil para conocer artistas nuevos y para darse a conocer también. Pero a su vez se ha convertido en una sobrecarga constante de imágenes de usar y tirar, excluyendo a algunas imágenes concretas que quizás guardemos para un supuesto futuro cercano donde creemos que volveremos a re-visitarlas para sentirnos inspirados cuando nuestro grifo no fluya.
Es impresionante y brutal, hay millones de artistas haciendo cosas increíbles y de gran valor o esa es la impresión que me da el mundo on-line.
Muchas imágenes y estilos de vida en Instagram, crean un concepto diferente de lo que es ser artista o vivir del arte. Es imposible huir del concepto de marca personal si quieres ser artista, tienes que vender tu imagen. Me agobia que haya que seguir un patrón de creación, para mantener a los seguidores. Tienes que tener características definibles, entendibles donde puedan encasillarte. Si rompes esas reglas da la sensación de que no te va a ir bien. Esta también el dilema de los likes vacíos y el bucle de la demanda y producción guiada por la retroalimentación positiva o negativa de los seguidores que recibe cada imagen publicada. Esto obliga en cierta manera al artista a ser esclavo de la demanda.
Pienso que es importante dejar a un lado todo esto y olvidarse de la cantidad, la competencia, los números de likes y enfocar el esfuerzo en hacer un trabajo autentico, fiel a uno mismo. Entonces quizás esas cosas den un poco más igual.
¿Qué repercusión o pretensión espera de su obra y su labor como artista?
Espero que el que se tope con mis pinturas no reaccione con un superficial “que guay” o “qué bonito”. Espero que quien la vea, aunque no comente en voz alta, se sienta reflejado de algún modo, que busque en la obra, la analice y se pierda en ella identificando los diferentes elementos y sus interrelaciones y el simbolismo que hay en ella.
Aunque la obra tenga una puesta en escena andaluza trata sentimientos y situaciones universales que cambiaran de aspecto según su cultura pero en esencia son lo mismo. Creo que podría ser igualmente comprendida por otros fuera de Andalucía y España.