Blue Sky no levanta cabeza. La compañía nació en 2002 con Ice Age, un film que le reportó muchos beneficios y que siguió con Robots (2005) y la segunda parte de Ice Age (2006). Sin embargo, poco a poco se ha ido desinflando estrenado cintas que han pasado sin pena ni gloria como Epic (2013), Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts (2015) o Ferdiland (2017). Ahora, con la compra de Fox por parte de Disney y con Blue Sky en peligro se estrena Espías con disfraz, reboot del corto de 2009 Pigeon: Impossible.
Espías con disfraz cuenta la historia de Lance Sterling, el espía más alucinante del mundo. Es encantador y súper cualificado y colabora con el joven Walter, un genio científico que inventa los gadgets y artilugios que Lance usa en sus misiones. De repente, cuando los eventos dan un giro inesperado y Lance se convierte en una paloma, ambos tendrán que confiar el uno en el otro de una manera completamente nueva.
La cinta tiene momentos muy cómicos y su animación es impecable, pero es incapaz de mantener el tipo durante la hora y media metraje. La buena premisa del cortometraje en el que está basado se diluye para incorporar gags sin ton ni son que se cargan esa buena idea que tan bien podría haber funcionado en la película si se hubiese enfocado de otra manera.
La resolución termina siendo demasiado simplista y decepcionante, lo que convierte a Espías con disfraz en un film muy olvidable que, aunque llamará la atención de los más pequeños de la casa por sus momentos divertidos, no logra ser un producto que tenga los elementos necesarios para que Blue Sky salga del agujero en el que está metido. ¿Logrará resurgir o ya es demasiado tarde?
Valoración: 2,5/5
Lo mejor: El comienzo, que explora la infancia del protagonista y la relación con su madre
Lo peor: Que no logre ser tan ingenioso como el cortometraje en el que se basa y que tiene demasiadas escenas de acción para tratarse de una película infantil
