John Pollón, de cantar en Cacabelos a conseguir sold out en la capital

John Pollón hizo sold out el pasado 2 de noviembre en la sala Ocho y Medio de Madrid con un concierto envuelto de una gran atmósfera.

El pasado jueves, pese al temporal, mil personas llenaron la mítica sala Ocho y Medio de Madrid. Un sold out que se consolidó en pocas semanas y que consagra la trayectoria en ascenso del artista John Pollón, así como la de los integrantes que conforman el colectivo Gold Kids.

Nueve menos cuarto de la noche y en la pantalla del escenario de la sala de conciertos Ocho y Medio brilla un gran letrero rojo con una cuenta atrás que consigue crear una atmósfera llena de tensión y emoción entre un público nervioso por escuchar la primera vocal vestida con autotune que, con seguridad, ofrecerá el show de John Pollón.

En la parte de arriba de la sala, varios asistentes se concentran a lo largo de la barandilla perplejos ante la cantidad de personas que intentan difícilmente hacer un hueco en la parte inferior del espacio. Todo, por estar un poquito más cerca de John, Periglo, Hilfi, Yung Nick, Deblanco y el resto de los integrantes que conforman la gran familia que gira en torno al Universo 0125.

La canción Llena Luna, daba paso presentaba a los artistas ante un público volcado que no dudó en seguir con exactitud toda la letra del tema al ritmo de “donde estará la luna” y cientos de móviles en el aire que no dejaban de grabar la esperada entrada del grupo.

Bajo el amparo de los productores TylerB y Dasoussa, las luces del escenario permitían presentar visiblemente cómodo a John Pollón, acogido por el resto de su “familia” sus “hermanos”, amigos y artistas con lo que ha ido conformando su camino y con los que demuestra confianza y cariño en todo momento. Durante la actuación, el escenario tuvo como testigo un apoyo, un gesto, un comentario de cada miembro con el público (y entre ellos) y, en la pista, en ningún momento dejaron de sonar los coros.

Durante las dos horas de show, el estilo ecléctico -mezcla de trap y electrónica-  se hacía con temas como Black Hole, Harry y su varita, No es lo mío o Cora Partido. Los pogos que se forman durante el tema Bubalu encajaban a la perfección con la voces de producciones posteriores protagonizadas por Diácono o Yeez Codein. La entrega de los protagonistas con los asistes fue de tal magnitud, que consiguieron enmarcar todo el show dentro de una misma sintonía, un equilibrio que restaba división en la barrera entre artistas y seguidores. 

Durante los últimos minutos las paredes de clásica sala madrileña retumbaron con los saltos del público al escuchar Mandaloriano, (producción del grupo emergente Jackson 4 en colaboración con John Pollón) sin dejar de lado la aparición estelar de la ya famosa Gallina y cocaína, tema viral del artista, y Rascacielos que cuenta con más de 3 millones de reproducciones en Spotify.

En este contexto, el lanzamiento de agua, plátanos (si, plátanos) e incluso el reparto de galletas en un sencillo tupper se convertían en elementos estridentes, pero poco sorprendentes, en un concierto que sobre todo destacó por los artistas que lo hacen posible. 

Bajo el amparo de la “pequeña” familia que John Pollón ha conseguido consolidar a su alrededor, se despide al final del espectáculo – algo tímido y callado entre las voces del público – Nico Vega (John Pollón), agradeciendo a todos la asistencia y recalcando el cariño hacia sus seguidores con un emotivo “os quiero”.

El espectáculo cierra sus puertas con la continuidad de los pogos, decenas de asistentes que se resisten a salir sin quitarse las gafas de sol y una gran emoción que se hace con todo el ambiente. Me atrevería a decir, viendo la trayectoria musical que cosecha cada artista, que seguramente vayan pa’rriba tal y como sentencia el tema La Vida es Así.

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