Isa es la protagonista de Maldeniña (Tránsito, 2023). Es una niña que vive en un hotel con su padre, que es quien lo dirige, y el resto del personal, en un pueblo remoto, triste y silencioso. Tiene maldeniña, por eso le duele la barriga, y padece la ausencia total, física y emocional, de su madre y parcial de su padre, que desaparece a veces durante días. Entre sus idas y venidas, Isa se pregunta cuándo volverá y qué tiene que hacer como hija para que no la abandone más, y se identifica con una canción que escucha cantar y que dice: «Ya me canso de llorar y no amanece».
Esta es la segunda novela de Lorena Salazar Masso (Medellín, 1991). El hotel de la historia parece más bien un hostal o una residencia, según Isa. Se pasa los días sola, se ducha a oscuras, y en una de esas ocasiones se detecta un hueco que ha comenzado a crecerle en la barriga. La ausencia de su padre se agudiza, sobre todo cuando aun estando juntos él le pide que no le llame «papá», sino «tío». De hecho, las comidas en el hotel le saben a niña sola, mientras que cuando come en casa de alguna compañera le saben a familia. En Isa, se advierte una soledad y una tristeza que conforme pasan las páginas también se percibe en otros personajes que la rodean por un motivo u otro. El tema de la familia también aparece, por ejemplo, en el personaje, muy secundario, por cierto, de don Leo, que es un camionero varado en su pueblo que dice que extraña las comidas con su mujer e hijos.
El desorden del hotel le quita la sensación de soledad, pero no las ansias de huir de ese lugar desamparado y carente de historias. «¿Qué harán sin la tristeza en un pueblo donde no hay nada que hacer?», se pregunta. Su sentimiento se convierte en una esfera que, como dice la narración, ocupa tanto espacio como la tristeza y paraliza tanto como el dolor. Una esfera que le crece en la barriga, que le duele. Paradójicamente, se siente más libre dentro de ella que fuera, y también más libre dentro del pueblo que fuera de él. El tiempo parece hacerse infinito cuando el padre no está, y cuando le preguntan por su madre, dice que no piensa en ella y que no la recuerda.
Maldeniña está escrita a partir de un lirismo y un realismo mágico que hechizan al lector, aunque se nota que le falta algo para terminar de ser una novela redonda. Finalmente, el lector no puede evitar quedar atrapado en ese dolor de barriga de Isa. Ella dice que tiene un duende dentro, otro personaje afirma que se trata de una paloma, y el que parece más sensato de todos ellos asegura que lo que tiene son lombrices. Al fin y al cabo, parece ser causa de una ansiedad y una angustia que vienen de más allá de los muros del hotel, con la que carga desde su infancia y que marcará el resto de su vida.