Cuando se estrenó en Flooxer Paquita Salas en el año 2016, muchos quedaron enganchados por su originalidad y por lo bien que Brays Efe compuso el personaje protagonista. Sin embargo, desde que dio su salto a Netflix, la magia que tenía la ficción dirigida por Javier Ambrossi y Javier Calvo se ha esfumado.
La segunda temporada de Paquita Salas fue muy aburrida, sobre todo, sus dos últimos episodios. Los cameos se apoderaron de la temporada y dejaron en un segundo plano a Magüi Moreno, ese personaje interpretado por Belén Cuesta que tanto nos enamoró por su torpe uso de la tecnología y no mirar la carpeta de spam.
Esta temporada, con opening de Isabel Pantoja (preferíamos el de Rosalía del año pasado), cuenta con un total de seis episodios, uno más que el año pasado, y lo cierto es que no ha mejorado en su dinamismo. Ni siquiera, el personaje de Bárbara Valiente (interpretado por Terelu Campos) ha tenido el tirón que se esperaba. Por otro lado, Belén Cuesta ha vuelto a estar algo desaparecida esta edición, y es que es necesario que ella tenga el mismo protagonismo que la propia Paquita.
Pese a que ha sido muy divertido ver a Paquita volver de su retiro con una agencia más modesta, enfrentándose al mundo de los influencers y del cortometraje, esta tercera temporada ha vuelto a suponer una decepción. Creemos firmemente que la serie creada por los Javis no da más de sí, y debería de darse un buen descanso si quiere recuperar la magia que consiguió con su primera temporada.