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En los últimos años de su carrera, Clint Eastwood se ha centrado en ensalzar la figura de grandes personalidades americanas. Así lo ha demostrado con los cinco últimos trabajos que ha realizado: El francotirador, Sully, 15:17 Tren a París, La mula y la recién estrenada Richard Jewell. Algunas de ellas han tenido un resultado bastante positivo, como La mula o el Francotirador, y otras un resultado bastante simplista y aburrido como 15:17 Tren a París. Por suerte, Richard Jewell se enmarca dentro del primer grupo y consigue algo que en los anteriores trabajos no conseguía de una manera tan satisfactoria: que logremos empatizar de una manera tan brutal con su protagonista.
Richard Jewell cuenta la historia de un guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, el cual descubrió una mochila con explosivos en su interior y evitó un número mayor de víctimas al ayudar a evacuar el área poco antes de que se produjera el estallido. Aunque en un principio se le presentó como héroe nacional, Jewell pasó a ser considerado como el sospechoso número uno y fue investigado como presunto culpable.
Clint Eastwood hace, desde el primer minuto, una radiografía impresionante de la personalidad de Jewell una persona meticulosa, detallista, observadora y con gran corazón. A medida que avanza el metraje podemos observar más detalles acerca de su persona gracias a una narración sustancial y a la cotidianidad de un personaje que engancha y que mantiene el interés durante los 131 minutos de metraje y consigue que no aportemos la mirada durante un solo segundo.
El relato de Richard Jewell habla por sí solo y desprende una gran cantidad de matices que van más allá del tono patriótico que siempre impregna las películas de Eastwood. Jewell es una persona bonachona, con gran afición por las armas y con gran fe y en sus instituciones pese a que todas ellas se muestran en su contra.
Además de un Paul Walter Hauser perfecto como Richard Jewell, la película también destaca por la fuerza de sus secundarios, con un tratamiento cuidado al detalle y lleno de matices, que refleja muy bien todo lo que el caso de Jewell pesa en su entorno. A un siempre estupendo Sam Rockwell se suma una magistral Kathy Bates como la madre de Jewell, personaje que solo con su mirada de madre destrozada logra transmitir todo su dolor. Si que es cierto que el personaje que quizá no esté construido con tanta cercanía es el de Olivia Wilde como la periodista Kathy Scruggs, presentada como el típico estereotipo de chica guapa sin escrúpulos que consigue todo lo que quiere. Pese a este pequeño desliz, Eastwood consigue con Richard Jewell crear una de sus mejores películas del siglo XXI y la mejor dentro de su saga del héroe estadounidense.
Valoración: 4/5
Lo mejor: La manera tan detallada en la que presenta a Richard Jewell
Lo peor: Que la ideología de Eastwood y su patriotismo acérrimo siempre asoma
