Todo lo que fue y ya no está

Elisa Victoria escribe en Vozdevieja (Blackie Books, 2019) una conmovedora oda a la infancia de la mano de una protagonista de lo más vivaz y singular.

«Todo el mundo tiene una infancia que resuena en las esquinas de su casa», dice La Bien Querida en su canción Los jardines de marzo. En este libro, Elisa Victoria (Sevilla, 1985) profundiza en la infancia, ese paraíso perdido, como el de John Milton, que cada uno tiene esparcido en su pasado. La autora sevillana se detiene a recoger las piezas de aquellos recuerdos y con ellas forma un puzle emotivo que brilla de ternura.

Criada por mujeres, Marina se nos presenta como una niña de los más singular. Tiene nueve años, algunos problemas en su casa como la enfermedad de su madre y una curiosidad insaciable. Todo ello con la infancia como núcleo de la novela y de la vida, donde todo empieza y donde el ser humano se forma y se arma de todas las herramientas para enfrentarse a lo que venga hasta su muerte.

Narrada en primera persona e impregnada de un lenguaje coloquial y, cuando conviene, vulgar —lo que me parece un plus—, Marina es una niña preocupada por su madre y por su ropa, pero no por intentar caer bien a los demás. Esta novela está dividida en tres partes a través de las cuales iremos conociendo que Marina vive en casa de su abuela. La narración se desenvuelve entre diálogos naturales.

Así se nos va abriendo una protagonista que podría ser un reflejo de la escritora que la retrata y que dibuja aquí un paisaje infantil y andaluz que puede sonarle familiar a cualquier paisano. El ambiente de esta novela es esencialmente sevillano, pero recuerda en general a esa Andalucía de mediados de los años 90. Retrotrae, sin poder evitarlo, a Eres mi héroe (Antonio Cuadri, 2003), esa película que, paralelamente a la historia, nos muestra una Andalucía que lucha por defender su identidad.

Vozdevieja es una novela sórdida de una Andalucía en ciernes, un retrato fidedigno del ser humano en general y del ciudadano andaluz en particular. Marina tiene escasa relación con su padre, está descubriendo lo erótico y la identidad sexual, y todo ello mientras en la novela se engarzan historias de alcoholismo o familias con relaciones complicadas, vidas que no han sido fáciles y que se pueden encontrar en la realidad. Concentra en sus páginas una crítica feroz a la religión y a la sociedad mientras intercala escenas de humor o momentos históricos en España como las elecciones generales de 1993 —las últimas que ganó Felipe González—.

Pero es Marina la que anega todas las páginas con su personalidad y su particular voz cascada, razón por la cual la llaman como el título de la novela. El amor a su madre, la presencia de la infancia, la muerte, la maldad humana, todo ello desde la óptica de una niña de nueve años que no por ser más joven debe ser tenida en cuenta menos.

Elisa Victoria sabe cómo alternar escenas divertidas y tristes para conmover al lector alrededor de esa figura única que es Marina. Esa niña que se siente distinta a los demás, que solo parece encontrarse cómoda con las personas mayores, con su abuela, con su madre o consigo misma.

Compártelo

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Novedades semanales.

+ Artículos relacionados